Rebecca Reilly-Cooper. What is gender?
https://aeon.co/essays/the-idea-that-gender-is-a-spectrum-is-a-new-gender-prison
¿Qué es el género?
Esta es una pregunta que es la base de la teoría y la práctica del feminismo, y es crucial para los debates actuales en el activismo por la justicia social sobre clase, identidad y privilegio. En la conversación diaria, la palabra 'género' es equivalente, mejor dicho, es referido como 'sexo'. Quizá debido a un ambiguo puritanismo acerca de articular palabra que del mismo modo describa coito, la palabra 'género' se trata de un eufemismo para referirse al hecho biológico de si una persona es mujer u hombre, evitándose el bochorno de tener que referirse, si bien de manera indirecta, a los órganos del cuerpo y procesos que esta bifurcación entraña.
La palabra 'género' en su origen tenía un significado gramatical en lenguajes que clasifican sus sustantivos en masculino, femenino o genérico. Pero desde al menos los años '60, la palabra ha adquirido otro significado, permitiéndonos hacer una distinción entre sexo y género. Para las feministas, esta distinción ha sido importante, puesto que nos permite reconocer que algunas de las diferencias entre mujeres y hombres son atribuibles a la biología, mientras que otras tienen sus raíces en el entorno, la cultura, la crianza y la educación — lo que las feministas llaman "socialización sexista".
Al menos, ese es el rol que por regla general ha desempeñado la palabra género en la teoría feminista. Solía ser algo básico, una idea feminista elemental que mientras el sexo se refería a lo que es biológico, y así tal vez en algún sentido 'natural', el género se refería a lo que se construye socialmente.
Desde este punto de vista, que por simplicidad podemos llamar el punto de vista feminista radical de género, se refiere al conjunto de normas impuestas externamente que ordena y prohíbe las conductas individuales deseables de acuerdo con rasgos moralmente arbitrarios. Estas normas no solo son externas al individuo y se imponen de forma coercitiva, sino que además representan un sistema de castas binarias o una jerarquía, un sistema de valores con dos posiciones: la condición de varón por encima de la condición de mujer, la masculinidad por encima de la feminidad,
Los individuos nacen con el potencial para desempeñar una de dos funciones reproductivas, determinadas al nacer, o incluso antes, por los genitales externos que el bebé posea. Desde ese momento, serán inculcados en una de dos clases en la jerarquía: la clase superior si sus genitales son convexos, la inferior si sus genitales son cóncavos.
Desde el nacimiento y la identificación de la pertenencia a una clase sexual que sucede en ese momento, la mayoría de las mujeres son criadas para ser pasivas, sumisas, débiles y cariñosas, mientras que la mayoría de los hombres son educados para ser activos, dominantes, fuertes y agresivos.
Este sistema de valores, y el proceso de socialización e inculcación de los individuos en él, es lo que quiere decir una feminista radical con la palabra 'género'. Entendido así, no es difícil ver lo que es inaceptable y opresivo referente a género, ya que limita el potencial de hombres y mujeres por igual, y afirma la superioridad de los hombres sobre las mujeres. En consecuencia, para la feminista radical, el objetivo es abolir género en su totalidad: dejar de meter en cajas rosas y azules a los individuos, y permitir el desarrollo de las personalidades y preferencias de los individuos sin la influencia represiva de este sistema de valores socialmente popularizado.
Esta percepción del carácter del género no se ajusta del todo a aquellos que experimentan el género como algo interno e innato en cierto sentido, más que como algo por entero construido socialmente e impuesto desde afuera. Estos individuos no solo cuestionan que género esté completamente construido, sino que además rechazan el análisis feminista radical de que es por su naturaleza jerárquica con dos posiciones. A este respecto, que para su más fácil referencia llamaré enfoque feminista queer del género, que hace que la maniobra del género opresiva no es que se construya socialmente y se imponga de forma coercitiva: más bien, el problema es la incidencia de la creencia de que solo hay dos géneros.
Los seres humanos de ambos sexos se liberarían si reconociéramos que, si bien el género es de facto una faceta interna, innata, esencial de nuestras identidades, hay más géneros que solo 'mujer' u 'hombre' entre los que elegir. Y el siguiente paso en el camino hacia la liberación es el reconocimiento de una nueva gama de identidades de género: ahora tenemos personas que se autodescriben como 'género queer' o 'no binario' o 'pangénero' o 'poligénero' o 'agénero' o 'demiboy' o 'demigirl' (demi significa mitad, demigénero identificarse parcialmente con un género concreto. Una demigirl puede sentirse parcialmente como una chica; demiboys y demigirls entran dentro del paraguas no binaria) o 'aporagender' (género específico que es diferente de masculino, femenino o cualquier combinación de los dos) o 'lunagender' (también conocido como Monagender, Monegender, o Selenogender) o 'quantumgender'... Podría seguir. Un mantra que se repite seguido entre los defensores de este enfoque es que 'el género no es binario; es un espectro'. Lo que se deduce de esta perspectiva no es que necesitamos tirar a bajo las cajas rosa y azul; más bien, tan sólo es preciso reconocer que hay muchas más cajas además de estas dos.
A primera vista, esto parece una atrayente idea, pero tiene numerosos problemas, problemas que hacen que resulte incoherente por dentro y políticamente poco atrayente. Muchos de los defensores del enfoque queer del género describe su identidad de género como 'no binaria' y presenta esto en oposición a la gran mayoría de individuos cuya identidad de género se presume que es binaria. A simple vista, parece haber una tensión inmediata entre la afirmación de que el género no es binario sino un espectro, y la afirmación de que solo una pequeña proporción de individuos puede ser descrita como que tiene una identidad de género no binaria. Si el género es en verdad un espectro, ¿no significa esto que todo individuo no es binario, por definición? Si es así, entonces la etiqueta 'no binario' para describir una identidad de género concreta se volvería redundante, puesto que no permitiría designar una categoría especial de individuos. Para evitar esto, el postulante del modelo de espectro debe de hecho asumir que el género es tanto binario como espectro. Es del todo posible que una pertenencia se describa de forma continua y binaria. Un ejemplo es la altura: claro está que la altura es un continuo, y los individuos pueden quedarse a lo largo del continuo; pero también tenemos las etiquetas binarias Alto y Bajo. ¿Podría el género maniobrar de manera similar?
Lo que hay que advertir sobre el binario Alto/Bajo es que cuando se exhortan estos conceptos para referirse a personas, son descripciones relativas o comparativas. Dado que la altura es un espectro o un continuo, ningún individuo es del todo alto o del todo bajo; todos somos más altos que algunos individuos y más bajos que otros. Cuando nos referimos a las personas como altas, lo que queremos decir es que son más altas que la gente promedio en algún grupo cuya altura nos interesa examinar. Un niño podía ser al mismo tiempo alto para un niño de seis años y, sin embargo, bajo comparado con todos los hombres. Por consiguiente, las adscripciones de las etiquetas binarias Alto y Bajo deben ser comparativas y hacer referencia al término medio. Tal vez los individuos que se agrupan en torno a esta media podrían tener algún derecho a autodescribirse como de 'altura no binaria'.
No obstante, parece poco probable que esta interpretación del modelo espectro satisfaga a quienes se autodescriben género no binario. Si el género, como la altura, debe entenderse como comparativo o relativo, esto supondría una bofetada para la insistencia de que los individuos son los únicos árbitros de su género. Tu género se definiría por referencia a la distribución de las identidades de género presentes en el grupo en el que te encuentras, y no por tu propia autodeterminación. Por ende, no dependería de mí decidir que no soy binario. Esto podría determinarse solo comparando mi identidad de género con la que se esparce de los demás, y viendo dónde pertenezco. Y aunque pueda pensar en mí misma como mujer, alguien más podría estar más abajo en el espectro respecto a la condición de mujer que yo y, por ese motivo, 'más mujer' que yo.
Asimismo, cuando observamos la analogía con la altura, podemos ver que, al observar a toda la población, solo una pequeña minoría se describiría con precisión como Alta o Baja. Dado que la altura es de veras un espectro, y las etiquetas binarias se asignan en comparación, solo un puñado de personas en cada extremo del espectro puede etiquetarse sobremanera como alto o bajo. El resto de nosotros, desplomándonos a lo largo de todos los puntos intermedios, somos personas de altura no binaria, y somos típicos. A decir verdad, son las personas binarias altas y bajas las que son raras e inusuales. Y si desarrollamos la analogía al género, vemos que tener género no binario es en realidad la norma, no la excepción.
Autodeclararse no binario es, en efecto, crear un nuevo binario falso.
Si el género es un espectro, eso significa que es un continuo entre dos extremos, y todos están emplazados en algún lugar a lo largo de ese continuo. Sospecho que los dos extremos del espectro son la masculinidad y la feminidad. ¿Hay alguna posibilidad de que otra cosa pueda ser? Una vez que nos damos cuenta de esto, queda claro que todo el mundo es no binario, ya que en absoluto nadie es pura masculinidad o pura feminidad. Por supuesto, algunos individuos estarán más cerca de un extremo del espectro, mientras que otros serán más ambiguos y flotarán cerca del centro. Pero incluso la persona femenina más tópica mostrará algunos rasgos que asociamos con la masculinidad, y viceversa.
Estaría feliz con esta implicación, a causa de que a pesar de tener biología de mujer y llamarme mujer, no me considero un estereotipo de género bidimensional. No soy una manifestación ideal de la esencia de la feminidad, por lo que no soy binaria. Como todo el mundo. Con todo, es poco probable que aquellos que se autodescriben como no binarios estén satisfechos con esta conclusión, ya que su identidad como 'persona no binaria' depende de la existencia de un grupo mucho más numeroso de la llamada personas 'cisgénero', personas que son incapaces de estar fuera de la arbitrariedad de los géneros masculino/femenino establecidos por la sociedad.
Y tenemos aquí una ironía sobre quienes insisten en que ellos y un puñado de sus camaradas insurrectos de género no son binarios: al hacerlo, crean un falso binario entre aquellos que se ajustan a las normas de género asociadas con su sexo y aquellos que no. En realidad, todo el mundo es no binario. Todos participamos activamente en algunas normas de género, aceptamos de manera pasiva a otros, y de buena gana despotricamos contra otros. De ahí que autodeclararse no binario es, por cierto, crear un nuevo binario falso. A menudo de igual forma parece implicar, al menos implícitamente, ubicarse uno mismo en el lado más complejo e interesante de ese binarismo, lo que permite que el no binario afirme incomprensión y estar políticamente oprimido por parte de los binarios cisgénero.
Si te identificas como pangénero, ¿la afirmación es que representas todos los puntos posibles del espectro? ¿Todo al mismo tiempo? ¿Cómo podría ser posible, dado que los extremos representan todo el tiempo opuestos incompatibles entre sí? La feminidad pura es pasividad, debilidad y sumisión, mientras que la masculinidad pura es agresión, fuerza y dominio. Es simplemente imposible ser todas estas cosas al mismo tiempo. Si está en desacuerdo con estas definiciones de masculinidad y feminidad, y no acepta que la masculinidad debe definirse en términos de dominación mientras que la feminidad debe describirse en términos de sumisión, acogemos con agrado otras definiciones. Pero lo que sea que se te ocurra, van a representar uno frente al otro.
A todas luces, a un puñado de individuos se les permite optar por salirse del espectro por completo autodeclarándose 'agénero', diciendo que no se sienten ni hombres ni mujeres, y que no tienen ninguna experiencia interna de género. No se nos ha dado explicaciones acerca de las razones de por qué algunos pueden negarse a definir su personalidad en términos de género mientras que otras no, pero una cosa está clara sobre la autodesignación como 'agénero': no todos podemos hacerlo, por las mismas razones por las que no todos podemos llamarnos no binarios. Si todos negáramos que tengamos una identidad de género esencial e innato, entonces la etiqueta 'agénero' se volvería redundante, ya que la carencia de género sería una característica universal. Agénero sólo se puede ser definido frente género.
Los que se autodefinen por su falta de género, por lo tanto, deben confiar en la opinión de que la mayoría de la gente tiene un género esencial e innato pero que, por alguna razón, ellos no.
Una vez que aseguramos que el problema con el género es que hoy por hoy reconocemos solo dos de ellos, la cuestión obvia es: ¿cuántos géneros tendríamos que reconocer para no ser opresores? ¿Cuántas identidades de género posibles hay? La única respuesta coherente a esto es: 7 billones, más o menos. Hay tantas identidades de género posibles como humanos en el planeta. Según Nonbinary.org, uno de los principales sitios de referencia de Internet para obtener información sobre géneros no binarios, tu género puede ser el rocío, sol, música, mar, Júpiter o las tinieblas. Tu género puede ser pizza.
Pero si esto es así, no está claro cómo tiene sentido o añade algo a nuestro entendimiento de llamar a cualquiera de estas cosas 'género', en lugar de tan sólo 'personalidad' o 'cosas que me gustan'. La palabra género no es solo una palabra sofisticada para tu personalidad o tus gustos o preferencias. No es solo una etiqueta para arrogar, de modo que ahora tiene una forma única de describir cuán grandioso, multitudinario e interesante eres. Género es el sistema de valores que vincula los comportamientos y características deseables (¿y a veces indeseables?) a la función reproductiva. Una vez que hayamos desvinculado esos comportamientos y características de la función reproductiva — que deberíamos — y una vez que hayamos rechazado la idea de que solo hay dos tipos de personalidad y que uno es superior al otro — que deberíamos — ¿qué puede significar seguir llamando a esto 'género'? ¿Qué significado tiene en este punto la palabra 'género', que la palabra 'personalidad' no puede atraer?
En Nonbinary.org, tu género, según parece, puede ser:
(Nombre)género: 'Género que es mejor explicado por el nombre propio, acertado para quienes aún no están seguros de lo que identifican pero sin lugar a dudas saben que no son cis... se puede emplear como un término general o un identificador concreto, por ejemplo, johngender, janegender, (su nombre acá)género, etc.'
La solución es no tratar de escabullirse sin ser vista por barras de la jaula dejando el resto de la jaula intacta, y el resto de las mujeres de la humanidad atrapadas dentro. Este deseo de no ser cis es racional y tiene perfecto sentido, en especial si eres mujer. Yo también considero que mis pensamientos, sentimientos, aptitudes y disposiciones son bastante interesantes, equilibrada y compleja para ser tan sólo una ‘cis mujer’. A mí también me gustaría trascender los estereotipos socialmente construidos sobre mi cuerpo de mujer y las suposiciones que otros hacen sobre mí como resultado de ello. A mí también me gustaría ser vista como algo más que una madre/empleada doméstica/objeto de satisfacción sexual. A mí también me gustaría ser vista como un ser humano, una persona con un maravilloso mundo interior, con el potencial de ser más que lo que nuestra sociedad en nuestros días enmarca a las mujeres.
El ejemplo de '(nombre)género' demuestra a la perfección cómo se manejan las identidades de género no binarias y la función que realizan. Son para quienes no están seguras de cómo se identifican, pero saben que no son cisgénero. Como es lógico porque son demasiado interesantes, revolucionarios y transgresores para algo tan común y convencional como cis.
La solución a eso, sin embargo, es no considerarme agénero, tratar de escurrirme por los hierros de la jaula mientras dejo el resto de la jaula intacta, y el resto de las mujeres del mundo atrapadas dentro. Esto es así, sobre todo, puesto que no puedes escurrirte por los barrotes. Por mucho que me autodenomine 'agénero', el mundo no dejará de verme como mujer y me tratará en consecuencia. Puedo presentarme como agénero e insistir en mis neopronombres cuando solicito un trabajo, pero eso no impedirá que el entrevistador vea a una potencial hacedora de bebés y le dé el puesto a los menos calificados pero con menos cargas por la procreación del candidato macho.
Con esto llegamos al conflicto capital en el meollo de las políticas de identidad de género, y que la mayoría de sus valedores no han advertido o prefieren ignorar puesto que solo puede resolverse rechazando algunos de los principios elementales del dogma.
Mucha gente asumen con razón que la palabra 'transgénero' es sinónimo de 'transexual' y significa algo como: tener disforia y angustia por su cuerpo sexuado, y tener el deseo de alterar ese cuerpo para que se parezca más al cuerpo del sexo opuesto. Pero según la terminología actual de la política de identidad de género, identificarse transgénero no tiene nada que ver con el deseo de cambiar tu cuerpo sexuado. Lo que significa transgénero es que tu identidad de género innata no coincide con el género que te asignaron al nacer. Si bien pudiera ser el caso que está del todo feliz y contento con el cuerpo que tiene. Eres transgénero tan sólo si te identificas con un género, pero socialmente te han percibido como otro.
Es un principio vital de la doctrina que la gran mayoría de la gente puede ser descrita como ‘cisgénero’, lo que significa que nuestra identidad de género innata coincide con la que se nos asignó al nacer. Pero como hemos visto, si la identidad de género es un espectro, entonces todos somos no binarios, pues ninguno de nosotros habita los puntos que se sitúan en los extremos de tal espectro. Cada uno de nosotros existirá en algún punto único a lo largo de ese espectro, determinado por la naturaleza individual e intrínseca de nuestra propia identidad individual y nuestra propia experiencia subjetiva de género. Habida cuenta de que no está claro cómo alguien podría ser cisgénero. A ninguno de nosotros se nos asignó nuestra identidad de género correcta al nacer, ¿por cómo podríamos haberlo sido? En el momento de mi nacimiento, ¿cómo iba a saber cualquiera que más tarde descubriría que mi identidad de género es 'género escarcha'? ¿Un género que es en apariencia frío y cubierto de nieve?
Una vez que reconocemos que el número de identidades de género puede ser infinito, nos vemos obligados a aceptar que nadie en el fondo es cisgénero ya que a nadie se le asigna la identidad de género correcta al nacer. Es más, a ninguno se nos asignó una identidad de género al nacer, para nada. Fuimos ubicados en una de dos clases de sexo sobre la base de nuestra viable función reproductiva, determinada por nuestros genitales externos. Enseguida fuimos criados de acuerdo con las normas de género prescritas socialmente para las personas de ese sexo. Todos somos educados e imbuidos en uno de dos roles, mucho antes de que podamos expresar nuestras creencias sobre nuestra identidad de género innata, o autodeterminar el punto justo en el que caemos en el continuo de género. Así pues, definir a las personas que se autoidentifican transgénero como aquellas a las que al nacer no se les asignó el lugar correcto en el espectro de género tiene la implicación de que todos y todas somos transgénero; no hay individuo cisgénero.
La conclusión lógica de todo esto es: si el género es un espectro, no un binario, entonces todo el mundo es trans. O, en su defecto, no hay personas trans. Lo que sea, esta es una conclusión muy insatisfactoria y que sirve tanto para oscurecer la realidad de la opresión de las mujeres como para borrar e invalidar las experiencias de las personas que se identifican transexuales.
La forma de sortear esta conclusión es darse cuenta de que el género no es un espectro. No es un espectro, porque no es una esencia o pertenencia innata e interna. El género no es un hecho sobre las personas que debemos tomar como fijo y esencial, y al punto construir nuestras instituciones sociales en torno a ese hecho. El género se construye socialmente por completo, una jerarquía impuesta desde el exterior, con dos clases, que ocupan dos posiciones de valor: hombre sobre mujer, masculino sobre femenino, masculinidad sobre feminidad.
La verdad de la analogía del espectro reside en el hecho de que la conformidad con el lugar de uno en la jerarquía y con los roles que establece a las personas variará de persona a persona. A algunas personas les resultará un tanto más fácil y leve ajustarse a las normas de género asociadas con su sexo, mientras que otras hallan los roles de género inscritos con su sexo tan opresivos y restrictivos que no pueden sobrellevar vivir bajo ellos, y eligen hacer la transición para vivir en acuerdo con el rol de género opuesto.
El género como jerarquía perpetúa la subordinación de las mujeres a los hombres y constriñe el desarrollo de ambos sexos.
Por suerte, lo que es un espectro es la personalidad, en toda su variedad y complejidad. (En realidad, tampoco es un espectro único, puesto que no es sólo un continuo entre dos extremos. Es más como una gran bola trastabillante de cosas de los seres humanos). Género es el sistema de valores que dice que hay dos tipos de personalidad fijado por los órganos reproductivos con los que naciste. Uno de los primeros pasos para liberar a la gente de la jaula que es el género es desafiar las normas de género establecidas y jugar y explorar su expresión y presentación de género. Nadie, y desde luego ninguna feminista radical, quiere impedir que nadie se autodefina de un modo que tenga sentido para ellos, o que exprese su personalidad de una forma que les resulte satisfactoria y liberadora.
Entonces, si quieres autonombrarte GéneroQueer presentándote como demigirl, hazlo. Expresa esa identidad como quieras. Pásatelo bomba con eso. Surge un problema solo cuando comienzas a hacer aseveraciones políticas sobre la base de esa etiqueta — cuando comienzas a exigir que otros se autonombren cisgénero, ya que necesitas que haya un grupo de personas cis binarias corrientes para que te definas; y cuando instas en que estas personas cis tienen una superioridad estructural y un privilegio político sobre ti, a causa de que se las lee socialmente como personas binarias conformistas, mientras que nadie vislumbra realmente cuán compleja, resplandeciente, multifacética e impar es tu identidad de género. Autonombrarse no binario o de género fluido mientras pretendes que otros se autonombren cisgénero es insistir en que la gran mayoría de los humanos deben permanecer en sus cajitas, porque te identificas como sin caja.
La solución no es cosificar el género instando en cada vez más categorías de género que definen la complejidad de la personalidad humana de manera rígida y esencialista. La solución es abolir el género en su totalidad. No necesitamos género. Estaríamos mejor sin él. Género como una jerarquía con dos posiciones maniobra para naturalizar y perpetuar la subordinación de las mujeres a los hombres, y constriñe el desarrollo de los individuos de ambos sexos. Reconcibiendo el género como un espectro de identidad no supone mejora alguna.
No necesitas tener una experiencia de género intensa, interna y esencial para ser libre de vestirte como quieras, comportarte como quieras, trabajar como quieras, amar a quien quieras. No es necesario que demuestres que tu personalidad es femenina para que sea admisible que te entretengas con maquillaje, fogones y artesanía. No necesitas ser GéneroQueer para ser queer. La solución a un sistema opresivo que coloca a las personas en cajas rosas y azules no es crear más y más cajas que sean de cualquier color que no sea azul o rosa. La solución es demoler las cajas por completo.
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