Labour’s contradictory policies on trans and
women’s rights must be addressed. By Susanna Rustin
Es preciso abordar
las políticas laboristas contradictorias sobre los derechos de las mujeres y de
quienes se identifican como trans.
Al respaldar tanto
las reformas a la Ley
de Reconocimiento de Género como los espacios segregados por sexo, el partido
es incapaz de comunicarse con claridad ante los votantes.
6 abril de 2022.
Para Ruth Serwotka, se tocó fondo el 13 de
febrero de 2020. Estaba haciendo café cuando a Lisa Nandy, entonces candidata a
la dirección laborista, se le preguntó en la radio sobre Woman's Place UK (El
Lugar de la Mujer
— Reino Unido), la organización social de base que Serwotka había ayudado a
fundar tres años antes. "Ella se negó a decir que no somos un grupo de odio.
Dejé, en consecuencia, el Partido Laborista. Hasta aquel momento había estado
decidida a quedarme, pero no estaba dispuesta a seguir siendo atacada
despiadadamente y vilipendiada."
Woman's Place UK aboga por los derechos de las mujeres basados en el sexo, incluidos las asistencias segregadas por sexo, y es en parte responsable de cristianizar la asistencia a estos derechos en un movimiento social. Activistas como Serwotka creen que dado que la opresión de las mujeres se ha basado históricamente en el sexo, los derechos de las mujeres de igual forma deben entenderse basados en el sexo — y me sumo a ellas. Este punto de vista sitúa a feministas como nosotras, igualmente conocidas como críticas de género, en conflicto con los transactivistas y sus aliados, quienes pretenden que la identidad de género y no el sexo establezca si se es hombre o mujer.
Desde una perspectiva legal, es correcto
decir que la característica protegida de la reasignación de género cubre a los
individuos que prevén hacer la transición, así como a aquellos que se han
sometido a una cirugía u otro tratamiento. Esto quiere decir que el grupo de individuos
que se identifican transgénero protegido contra la discriminación en la
legislación actual del Reino Unido no se circunscribe a aquellos que han
cambiado su sexo legal. Sin embargo, el transgenerismo (que no se limita a
quienes se identifican trans) pretende ir más allá, con una reforma de ley, en
gran medida, conocida como "autoidentificación" ya introducida en algunos
países, que posibilita que un sujeto cambie su sexo legal sin un diagnóstico de
disforia de género (como se conoce a la sensación de malestar causada por una falta de coincidencia entre el sexo
y su autopercepción)
La recomendación de un comité parlamentario
en 2016 de que el gobierno del Reino Unido debería reformar la Ley de Reconocimiento de Género
(GRA) con este fin es el telón de fondo del establecimiento de Woman's Place
UK. Pero es importante reconocer que la trama es más ancha que una ley. Las
activistas de derechos basados en el sexo del mismo modo empezaron a
organizarse en respuesta a la evolución de la situación sobre el terreno, incluso
para los proveedores de prestaciones para mujeres, que fue creado por un cambio
cultural hacia más gente que se identifican como trans, incorporando a no
binarios y genderqueer así como aquellos que buscan una transición clínica.
En términos prácticos, lo que Woman's Place
UK y otros grupos buscaban era una mayor claridad en torno a las disposiciones
de la Ley de
Igualdad conocidas como excepciones previstas segregadas por sexo. Estas fijan
cuándo es legítimo y pertinente excluir a individuos con la característica
protegida de reasignación de género (personas que se identifican trans) de
entornos de un solo sexo, como deportes y refugios. La Comisión de Igualdad y
Derechos Humanos emitió una nueva guía a tal efecto el lunes, dos años más
tarde de que el gobierno del Reino Unido informara que no reformaría la GRA. En otras palabras,
las activistas por los derechos basados en el sexo han logrado algo de lo que
pretendían (el escenario es otro en Escocia, donde Nicola Sturgeon prevé
introducir una ley de autoidentificación).
Pero la zozobra con respecto al trato que les
dio el laborismo persiste. Poco antes de la entrevista radiofónica que llevó a
Serwotka a desertar de los laboristas, Nandy, Angela Rayner y Dawn Butler se
pronunciaron a favor de una campaña que consideraba a Woman's Place UK de
"transfóba" y pedía que sus partidarias fueran expulsadas del
partido. Puesto que ni Rayner ni Nandy se han retractado de este enfoque, sigue
siendo debatible si el frente laborista considera que el activismo por los
derechos basados en el sexo es una actividad legítima o despreciable.
Las dificultades políticas tocante a estos
puntos complejos no se limitan a los laboristas. El gobierno además está
lidiando por mediar las aserciones del transactivismo con las de las defensoras
de los derechos basados en el sexo. Así sucede con las autoridades
deportivas. Las trifulcas de los últimos días referente la participación del
ciclista autoidentificado mujer Emily Bridges en eventos para mujeres y la
decisión de los ministros de no seguir adelante con una propuesta de
prohibición de las terapias de conversión de las personas que se identifican
transgénero debido al nerviosismo sobre la escalonada cifra de adolescentes con
disforia de género, revelan el matiz de las consecuencias normativas.
Pero el suplicio de los laboristas ha sido
especialmente agudo en las últimas semanas, ya que se ha solicitado a un
político tras otro que definan la palabra "mujer" y respondan
preguntas como "¿Puede una mujer tener un pene?" En un sentido legal,
la respuesta es sí, ya que la Ley
de Reconocimiento de Género hizo posible que alguien cambiara el sexo en su
partida de nacimiento sin someterse a una cirugía estética. Pero altos cargos
han enunciado su inquietud de que quedan en ridículo a los ojos de los
ciudadanos con réplicas prolijas, y su desazón de carrera sea aprovechada tanto
por los contrincantes como por reporteros que buscan titulares. Durante el fin
de semana se lanzó una campaña llamada Respeta Mi Sexo, que tiene como fin que
esto sea un tema en las elecciones municipales.
No está claro qué efecto tendrá. Lisa
Townsend, comisionada conservadora de Policía y Crimen, dijo recién que
cualquier político que afirme que los ciudadanos no le han preguntado sobre
esta cuestión "está mintiendo". Numerosos en el ala izquierda siguen siendo
esquivos, insistiendo en que hay otras preocupaciones más trascendentales,
entre ellas el aumento vertiginoso de las facturas de calefacción y los
recortes en las ayudas. Pero los arrebatos son perspicaces en cuestiones
relacionadas con la identidad — y buenamente pueden impulsarse todavía más.
Rosalind Shorrocks, una docta que estudia género y política electoral, dice que
los derechos para individuos que se identifican transgénero y los basados en el
sexo no son al presente sobresalientes entre las prioridades de los ciudadanos. "Pero en unas elecciones, si los partidos tomaran posiciones diferentes y las
hicieran parte de sus campañas, hay la posibilidad de que se torne importante".
Los datos de las encuestas, como lo restante
en este debate, son cuestionados. En términos generales, la comunidad muestra
un enérgico y confortante nivel de apoyo al principio de que las personas
deberían poder autoidentificarse y vivir como prefieran. Pero en 2020, la
mayoría se opuso a facilitar que las personas cambien su sexo legal y a la
inclusión de los hombres que se identifican mujeres en los deportes femeninos.
En caso de que los laboristas vuelvan al gobierno, es
posible que algunas de las trabas políticas se hayan resuelto. La semana
pasada, Asistencia a la Mujer
(Women's Aid) emitió una declaración en apoyo de los espacios segregados por
sexo, al tiempo que incidió en la necesidad de servicios para quienes se
identifican trans. La nueva guía de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos explica
la posición de los proveedores de servicios de un solo sexo, incluida la
necesidad de reflexionar sobre las necesidades de las personas que se
identifican transgénero y equilibrarlas con las necesidades de otros. El efecto
de varios casos judiciales presentados por feministas críticas con el género
que han sufrido acoso o discriminación sentará importantes precedentes para
empleadores y otros.
Bastante gente, incluyéndome, cree que hay
margen para el compromiso. Irónicamente, dado el nivel actual de aspereza, la
política laborista en nuestros días se fundamenta en un compromiso que se logró
antes de las elecciones generales de 2019. Entonces, se sumó el apoyo a las
excepciones de un solo sexo en la
Ley de Igualdad a la política existente del partido de
modificar la Ley
de Reconocimiento de Género.
Pero, en mi opinión, el trato que los
laboristas dan a los grupos de mujeres ha fijado un grave problema. A pesar de
todas las lamentaciones diarias de que el tema es "tóxico" y de las
apelaciones de Keir Starmer a una discusión "respetuosa", el hecho es
que no hay equivalente en el lado crítico de género al llamado de la Campaña Laborista
por los Derechos Trans de que las mujeres sean expulsadas del partido o los
repetidos ataques a la representante laborista Rosie Duffield, crítica con
respecto al género. No hay miembros de un Gabinete en la Sombra que ridiculicen a
los activistas LGBTQ+ como "dinosaurios", como dijo David Lammy sobre
las activistas por los derechos basados en el sexo. Y no hay sobresalientes
proveedores de servicios LGBTQ+ que impida unirse al Partido Laborista, como lo
estuvo la feminista contra la violencia doméstica Karen Ingala Smith en 2020.
Es posible que Serwotka haya dejado el
Partido Laborista, pero un grupo llamado Declaración de Mujeres Laboristas
(Labour Women’s Declaration) aboga por los derechos basados en el sexo dentro
del partido y además de esfuerzo intersectorial. En la actualidad, se sabe que
entre 20 y 40 diputados laboristas son simpatizantes. Espero que puedan persuadir
a los laboristas para darle una vuelta a su posición con respecto a los
derechos de las mujeres basados en el sexo. No solo porque estoy de acuerdo
con ellos. Sino a causa de que no creo que sea extraordinario que el electorado
se vuelva en contra de los políticos que hablan con acertijos sobre las
diferencias entre los cuerpos de hombres y mujeres, y se burlan de la defensa
de las hembras humanas como una reliquia de la prehistoria.
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