https://www.thetimes.co.uk/article/it-might-never-happen-love-is-no-basis-for-law-kqc68cm8d
Por Janice Turner.
Friday January 20 2023.
‘It might never happen, love’ is no basis for law. Debate over SNP’s gender self-ID bill has opened the floodgates to furious men who cannot bear to hear our opinion
"Puede que jamás llegue a suceder, cariño" no es ningún fundamento del derecho. El debate sobre el proyecto de ley de autoidentificación de género del SNP (Partido Nacional de Escocia) ha abierto de par en par las puertas a hombres furiosos que no pueden soportar escuchar nuestra opinión.
Lloyd Russell-Moyle se puso rojo de cólera. Mientras hablaban sus colegas laboristas Rosie Duffield y Karin Smyth, él, Ben Bradshaw y los parlamentarios del SNP los abuchearon con dureza. Luego, a continuación de que la parlamentaria conservadora Miriam Cates detallara sentirse insegura en un baño de mujeres, Russell-Moyle blasfemó antes de cruzar la cámara para sentarse cerca mirándola fijamente.
Es solo un poco de administración. Esa es la línea indicada por el SNP y sus partidarios del Proyecto de Ley de Reforma del Reconocimiento de Género escocés (GRR) que el gobierno de Westminster bloqueaba esa misma semana. Consentir que un hombre obtenga una partida de nacimiento de mujer al hacer una mera declaración no concierne a nadie más que a ti. Por ende, mantente al margen, cállate.
Cuán exasperante cuando las mujeres no. Pero la Ley de Igualdad — un desastre ambiguo y paradójico que requiere una urgente revisión — es un ecosistema delicado: los derechos de las individuos que se identifica trans establecidos en la Ley de Reconocimiento de Género de 2004 (GRA) deben equilibrarse con los derechos de las mujeres en la Ley de Igualdad de 2010.
El GRR aterrizó en este como explosivo lanzado en un estanque de peces. Solo se puede apoyar a la GRR para conseguir sanción real si renuncias de buena gana a los derechos de las mujeres.
Por fortuna, el ministro de Igualdad, Kemi Badenoch, no. El gobierno no activó la sección 35 de la Ley de Escocia ya que creaba una guerra cultural con el SNP — ¿por qué arriesgarse a exhortaciones a la independencia? — pero a causa de que la legislación relativa a la igualdad es una cuestión de todo el Reino Unido (mientras que el reconocimiento de género es una cuestión descentralizada), Westminster tiene la obligación de proteger a todas las mujeres británicas.
Por lo tanto ¿cuáles son los riesgos de GRR? Primero, la cohorte de hombres que cambian de sexo legal sería infinitamente más grande. El GRA estaba dirigido a lo que se calificó "transexual", individuos que de verdad habían transicionado, en gran medida mediante cirugía. Se requería legalmente un diagnóstico médico de disforia de género y dos años en el "género adquirido" para cerciorarse de la seriedad de propósitos. Solo a un pequeño grupo, alrededor de 5.000, se les ha concedido esta ficción legal de que sí han cambiado el sexo.
Pero con el GRR, una nueva partida de nacimiento no requiere verificación de un tercero y solo hay sanciones de mala fe. Desde 2004, la definición de "trans" de Stonewall se ha desarrollado para incluir a hombres travestidos (que usan ropa de mujer con fines eróticos), y Jamie Wallis, "el primer miembro trans del Parlamento del Reino Unido", que no ha alterado ni su cuerpo, su ropa ni por lo menos sus pronombres.
Nada impediría a ningún hombre — quiero decir hombre, no hombre transfemenino — a ser legalmente mujer. Nicola Sturgeon dijo que el requisito de “vivir como mujer” durante tres meses podría significar cambiar su nombre en su recibo de gas.
Asimismo, el propio gobierno escocés no ve un certificado de reconocimiento de género (GRC) como “un poco de administración”. Argumentó en el Tribunal de Sesión que un GRC convierte a un hombre en mujer bajo cualquier circunstancia, incluyendo las pocas exenciones segregadas por sexo establecidas en la Ley de Igualdad — y la magistrada Haldane estuvo de acuerdo. Ahora en Escocia, el sexo legal siempre prevalece sobre el sexo biológico.
La GRR (ley de Reforma del Reconocimiento de Género) significaría que una mujer discapacitada ya no podría especificar cuidadoras del mismo sexo para aseo íntimo, ya que cualquier hombre con un GRC (Certificado de Reconocimiento de Género) sería "mujer". Los gimnasios para mujeres, los spas o los refugios para víctimas de violencia machista no podrían impedir el acceso a un hombre con su GRR.
No solo se podrían demandar los servicios segregados por sexo, sino que arrasaría las normas sociales que protegen a las mujeres. Una mujer ya no podía cuestionar a un hombre en un vestuario de mujeres. Los depredadores sexuales, una vez más, quiero decir hombres, explotarían esto, ya que esto deja abierta una enorme laguna.
¿Qué si las lesbianas quisieran su propio club, o si las mujeres sobrevivientes de abuso sexual infantil crearan un grupo de apoyo? Un hombre con GRC, incluso sin el fallo Haldane, no puede ser excluido. Y con la autoidentificación, al pie de la letra, cualquier hombre podría obtenerlo por el placer de amedrentar o perturbar a las mujeres. Y dado que el SNP cree que los adolescentes de 16 años se comprometen a cambiar por ley de género por el resto de sus vidas, las escuelas de niñas no podrán vedarle a los hombres con GRC o incluso excluirlos de ducharse con las crías.
Enfrentando mayores riesgos para la seguridad personal y la pérdida de servicios segregados por sexo, muchas mujeres — en especial las mayores y las de culturas que valoran el pudor — es posible que desistan de los servicios exclusivos para mujeres que las beneficiarían o de los clubes que disfrutaban.
Sin duda, la GRR tiene consecuencias trascendentales para las mujeres. Pero, ¿qué pasa cuando señalan este hecho? En primer lugar, los sabihondos teatrales que han ignorado a todas las escritoras, abogadas y congresistas durante cinco años sacan sus machunos dictámenes. Como Alastair Campbell, quien reprendió a Laura Kuenssberg por una entrevista con Sr. Keir Starmer en la que se refirió a la GRR, que afecta a la mitad de la población — pero no a la mitad importante. O Sr. Falconer, quien pedantemente difumina las preocupaciones, tuiteando que "la gran mayoría" de los nuevos hombres propietarios de GRC "son sin lugar a dudas válidos". Así pues, ¿qué son unas pocas mujeres frente a agresiones sexuales o exhibicionistas, una o dos lesbianas intimidadas, o una clase llena de chicas que se desnudan con pesar con un adolescente? Estos tipos de "Puede que jamás llegue a suceder, cariño" no creen que las mujeres merezcan una reglamentación que las proteja a priori. Se espera que imploremos para que las leyes negligentes, enmarcada por el beneficio de otros, no nos perjudiquen en la práctica. Y si lo hacen, es solo un "caso aislado". Trágatelo. Y la próxima. No hay patrón. Ignoremos la incómoda verdad de que los hombres cometen el 98 por ciento de los delitos sexuales y el 90 por ciento de la violencia, sea cual sea su identidad de género.
Además existen estos hombres iracundos que ni pueden soportar escuchar las voces de las mujeres, siquiera. No hay debate. Cállate, perra. Siéntate, facha. Bloquearemos tu reunión, Ignoraremos tus propuestas legales.
Las mujeres han tenido años de esto. “Mantengan a Mumsnet al margen de la política”, decía un cartel en una manifestación en la que Russell-Moyle compartió plataforma con el hombre autoidentificado mujer Sarah Jane Baker, que cumplió 30 años de cárcel por secuestro e intento de asesinato. Viejas y aburridas madres, fastidiosas mujeres observando a través de la descarada misoginia y la sofistería del GRR decir: esto es cosa nuestra.
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