lunes, 9 de enero de 2023

Has oído hablar de cultura de la violación, pero ¿has oído hablar de la cultura de la pedofilia?

 

https://www.feministcurrent.com/2015/09/28/youve-heard-of-rape-culture-but-have-you-heard-of-pedophile-culture/

Por Alicen Grey. 

28 de septiembre de 2015.

You’ve heard of rape culture, but have you heard of pedophile culture?

 
Has oído hablar de cultura de la violación, pero ¿has oído hablar de la cultura de la pedofilia?

 

 
Apreciado Todd Nickerson:

 

Hace unos días, en Salon, escribió un provocador artículo titulado "Soy pedófilo, pero no soy un monstruo". Puede que mucha gente en este momento se plantee cuestiones como ¿es la pedofilia algo natural? o ¿se puede curar la pedofilia? Pero ni siquiera trataré se responder a estas preguntas concretas. Más bien, quisiera darle una vuelta de tuerca a algunas deficiencias importantes en su artículo. 

 

Empecemos con esta medida que le falta: la gran mayoría de los pedófilos son hombres. Y la mayoría de los menores víctimas que son elegidas por los pedófilos para el abuso sexual son niñas. Este es un detalle bastante importante para ocultarle a su público, ¿no le parece?

 

Con pesar, es tan generalizada y manifiesta como el patriarcado, por lo general es el último pormenor citado en conversaciones de esta índole — Y si se habla de ello. Ahora bien, la pedofilia podría parecer tabú y repudiada por las masas, pero una valoración decente de nuestra cultura en general revela lo contrario. Sugiero que la pedofilia sea en realidad recompensada y celebrada, y que toda nuestra cultura y comprensión de la sexualidad se construya alrededor de lo que parece ser deseos pedofílicos. Yo llamo a esto “la cultura de la pedofilia”.
 
En la cultura de la pedofilia, las mujeres deben mantener un nivel casi imposible de la delgadez, prepuberal poco más o menos andrógino de falta de curvas y grasa corporal. Debido a esta presión, los trastornos alimentarios se multiplican en las crías, y las mujeres en particular son el blanco durante todas sus vidas de una industria multimillonaria de pérdida de peso.

 

En la cultura de la pedofilia, la categoría principal es “Pornhub”, “Teen (Adolescente)” y “Barely legal (Apenas legal)”, crías vestidas de colegialas con diversos roles desde “manipulaciones virginales” a la fantasía de incesto padre-hija o profesor-estudiante... lo que sea, hay porno para eso, y se han hecho pajas millones de hombres millones de veces. Es justo preguntarse si lo único que mantiene a algunos de estos espectadores que consumen pornografía infantil es la edad de las leyes de consentimiento.

 

Influenciada por la industria pornográfica, la labiaplastia, una cirugía que esculpe los labios menores para la industria porno, ha ganando considerable popularidad. Así como otras guisas, como la himenplastia para la reconstrucción del himen de las mujeres (generar la apariencia de que no han mantenido relaciones sexuales, lo que llaman “recuperar la virginidad”).
 
En la cultura de la pedofilia, las mujeres se ven forzadas a depilarse o afeitarse a menudo sus zonas pudendas y las axilas. La industria cosmética — una vez más, dirigida a las mujeres — pregona cremas y lociones anti-envejecimiento que ¡dejará tu piel suave como la de un bebé!
 
En la cultura de la pedofilia, la manera informal describe a las adultas como “nenas”. Hay una palabra determinada para las adolescentes atractivas: lolita. Las mujeres son sexualizadas como polluelas, gatitas o chiquitas.
 
En la cultura de la pedofilia, repetidas veces pillo a hombres en público mirándome con lujuria hasta ver el vello en mis piernas momento en el cual, recurren a una mueca de disgusto. Estuve merodeando a un grupo de universitarios, hablaban sobre cómo no van a hacer sexo oral con una mujer si sus labios son demasiado prominentes. Un hombre con el que mantuve relaciones sexuales durante tres años cambió de parecer cuando le revelé que ni me había depilado mi vello púbico ni tampoco lo haría. En otras palabras, muchos hombres dejan de sentirse atraídos cuando les recuerdo que soy una mujer, y no una niña.

 

Sobre seguro que todos estos hombres, que sienten "preferencia" por mujeres con estas cualidades ya mencionadas, no son pedófilos según la estricta definición de la palabra. Pero parece que un tremendo número de hombres son el resultado de un fuerte condicionamiento cultural, comparten muchas cosas atractivas en una mujer que un pedófilo las encontraría atrayente en una niña. Labios pequeños, vaginas estrechas, hímenes intactos, piel suave como la de un bebé, extremidades y vulvas sin vello, eterna juventud, chiquitos cuerpos delgaduchos… Tal como un usuario de tumblr escribió, ¿cómo no registramos que esto es de sí una descripción de bebitas y niñas pequeñas?”

 

De vuelta a la cuestión original:

 

Necesito que usted y sus afables lectores comprendan esta grave verdad: la pedofilia no es ni por asomo tan tabú, ni vergonzoso o repulsivo para la sociedad, como está afirmando. Ojalá lo fuera. En menoscabo de las mujeres de todo el mundo, sus deseos se plasman ad infinitum hasta usted, producidos en serie para cubrir una demanda a escala global cada vez mayor. Este mundo machista le espera con los brazos abiertos, y cada uno de sus deseos son órdenes para sus comandos. Me atrevo a decir que está más seguro de ser quien es que las crías.

 

Dices "Soy un pedófilo, pero no soy un monstruo", y en esto estoy de acuerdo con usted. No es un monstruo es un hombre. Un hombre bastante común. Una representación microcósmica de las perversiones más habituales del patriarcado. No es especial, no es raro, y no es el único. Ni de lejos. Su orientación sexuales tan sólo una manifestación más del deseo colectivo de los hombres de subyugar a mujeres en una cruzada para preservar la supremacía masculina a toda costa.

 

Así que si ser “tolerantes y solidarias” de su pedofilia implica acicalar (grooming / preparar para el abuso) a los hombres para erotizar las características infantiles en mujeres e instruir a las mujeres para la eterna juventud para no ampliar las inseguridades de los hombres, entonces no está pidiendo nuestro apoyo está pidiendo nuestra sumisión. Y así como dice “no hay forma ética de que podamos cumplir por entero nuestros anhelos sexuales”, no hay forma ética de reclamar la cooperación de quienes intentamos con firmeza desmantelar el sistema patriarcal que representa su “orientación”.
 

 

 

 

 

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