domingo, 25 de septiembre de 2022

Castración forzada de menores subiendo, médicos cómplices.

Forced Castration of Minors on the Rise, Doctors Complicit

September 23, 2022

By Vaishnavi Sundar

https://vaishnavisundar.com/

https://vaishnavisundar.com/forced-castration-minors-crime/

Castración forzada de menores subiendo, médicos cómplices.

Cuando los cadáveres empiecen a amontonarse, ¿la 'Industria de Género' pagará estos delitos? 

Los delitos cometidos por la comunidad 'trans' no suelen ser objeto de difusión en los principales medios de comunicación, a excepción de algún que otro papelito noticioso que apenas escarba en la superficie. Varios medios que discuten mucho sobre temas 'trans', en gran parte hacen caso omiso al aumento de crímenes como anomalías. Aún cuando son episodios repetidos de delitos similares no responden a un escrutinio coordinado por parte de periodistas o entes legales.

El culto hindú a la 'identidad de género' constituye una buena camada de víctimas. Primero, los jóvenes, ricos mimados hindúes que alardean de su neo-pronombre en las redes sociales, autodenominándose cosas muy raras. Se les localiza online, lloriqueando todo el día sobre alguna autoproclamada victimización. A continuación tenemos a la comunidad 'hijra', que se ha convertido en un tema a la orden del día entre los ideólogos de género occidentales que utilizan a estos hombres como títeres para justificar la administración de bloqueadores de la pubertad a los críos. Al citar la existencia de grupos socioculturales como hijra, también fusionan 'sexo' y 'género', afirmando que las 'sensaciones de género' son innatas. ¡Cuán neo-imperialistas son! En último lugar, a un gran número de jovencitas (muchas de las cuales son lesbianas) se les ha dado este elixir para inclinarse a renunciar a su condición de mujer de forma permanente. Fuera de los círculos elitistas, es desgarrador ver un número cada vez mayor de hombres y mujeres jóvenes de castas desfavorecidas quedarse prendido del culto. Piensan que asumir estas "identidades de género" recién hallada les liberará de muchos grilletes que los limitan.

Hace varios meses, informé sobre los mitos que rodean a la comunidad 'hijra'. Expliqué cómo estos hombres dependen de la mendicidad y la prostitución como su principal medio de subsistencia, subordinados a una rigurosa jerarquía. Además de 'hijras' (una palabra máxime del norte de la India), de igual forma hay hombres que desempeñan el papel de la feminidad en ocasiones. Estos hombres por error son considerados parte del mismo grupo. Se conocen en forma conjunta como Kothis, e incluso pueden casarse con mujeres y tener hijos. Además hay niños conocidos como Jogtas — que pueden o no ser castrados y entregados para cumplir funciones del templo. Al parecer, hay varios subgrupos, cada uno haciéndose pasar por mujer por diferentes motivos, pero son utilizados sin distinción en Occidente en su interpretación retorcida de 'hijra' con el fin de impulsar su ideario propio.

– El año pasado se registraron casos en dos ciudades diferentes, aludiendo el secuestro y asesinato de chiquillos. En una ciudad de Bengala occidental, un bebé de menos de un mes falleció en los brazos del acusado — un TiM. Él se negó a devolvérselo a los padres puesto que no pudieron pagarle por sus "bendiciones". En otro caso, un hombre fue detenido por secuestrar y enterrar con vida a una bebé de tres meses por el mismo motivo. Según la policía, el acusado la había secuestrado y matado para “darles una lección”. 

– Un niño de 13 años en Delhi fue obligado a someterse a una cirugía de reasignación y violado varias veces. A los 17 logró escapar junto con otro joven que estaba a punto de ser operado. Durante cuatro años, seis hombres abusaron de él y lo explotaron, varios más lo violaron del mismo modo. Según la Comisión de la Mujer de Delhi, “lo obligaron a pedir en los semáforos como transgénero”. Un artículo informó que le proporcionaron hormonas para "parecer una chica".

- Otra investigación reveló cómo todas las maniobras son secretas ya que "la comunidad hijra está edificada sobre una estructura piramidal". Y que los jóvenes son secuestrados, convirtiéndolos en adictos a la heroína conocida como azúcar morena y al hachís, y pronto empujados a la prostitución. Khairati Lai Bhola de Panindia Hijra Kalyan Sabha, que se formó en 1984, dijo que:

“La mafia hijra controla las castraciones, opera en secreto en todo el país. Tienen una red de un gran mercado de hijra donde un eunuco recién castrado se subasta al mejor postor. La subasta se lleva a cabo con palmas un aplauso significa 1.000 rupias. Feria de Muestras, los bien proporcionados que pueden ganar más atraen las ofertas más altas. Las víctimas son amenazadas de muerte si rompen con el silencio”.

– Un caso por completo trágico de un menor que fue secuestrado y castrado a la fuerza y operado de nuevo en 2008 para “recuperar su infancia perdida”. No está claro cuándo fue secuestrado o castrado el pobrecillo, pero los medios glorificaron cómo “la ciencia moderna y un equipo de médicos con talento” convirtió de nuevo al eunuco en un niño.

En 2008, todavía era menor de edad, por lo que parece que se pasaron por alto la legalidad. El informe señala:

“Los cirujanos extrajeron partes de nervios de los brazos de Chandrashekhar y los trasplantaron para reconstruir sus genitales. El chico, residente de T Dasarahalli en Peenya, fue forzado a prostituirse por eunucos. Fue llevado a Kadapa el 23 de marzo y le obligaron a reasignarse quirúrgicamente. Lo llevaron de regreso a Bangalore tras la operación y lo encerraron en una casa en T Dasarahalli. Chandrashekhar se vio obligado a fingir que era una niña y a formar parte de los transgénero. Se le advirtió que si los delataba, sería marcado con una moneda ardiente en la frente y se le impediría unirse a la comunidad”.

El médico que se sospecha que operó a este menor es el Dr. Naganna, de 75 años, especialista quirúrgico del Hospital General Kurnool administrado por el gobierno. En 2013, informes del Dr. Naganna realizando numerosas cirugías en menores dio lugar a que la policía lo detuviera e interrogara. 

La policía de Chennai declaró que: “El Dr. Naganna solía realizar al menos dos cirugías de este tipo cada año y cobraba alrededor de 5.000 rupias por cada operación. Es medallista de oro del Escuela de Medicina Kurnool”. Habiendo confesado a la ADGP de la Brigada de Delitos de Chennai, Archana Ramasubramanian, concerniente a sus delitos, fue detenido en 2013.

– En noviembre de 2020, la policía se negó a presentar los cargos contra un grupo de TiM que secuestró a un niño de 14 años. Este caso fue denunciado a la policía por un TiM llamado 'Suji' junto con un activista del Consejo Nacional para Personas Transgénero, quienes también afirman haber socorrido al menor. Según 'Suji', “al chico lo obligaron a consumir alcohol, sufrió agresiones sexuales y lo obligaron a prostituirse”. En su caso, sin embargo, 'Suji' afirma que el niño de 14 años se identificaba como trans y fue tentado por otros miembros de la comunidad con promesas de 'cirugía de reasignación'. El menor también fue presionado para que abandonara a su familia y escaparse de casa.

– Este mes, los tribunales en el estado tremendamente woke de Karnataka sorprendió a todos apoyando una ley contra un médico que realizó una cirugía de reasignación a un menor. Si bien la Dra. Anita Patil afirmó que su paciente no fue coaccionado, la demanda fue presentada por la abuela del niño en febrero de 2018, indicando que fue "secuestrado por personas transgénero para prostituirlo y por extorsión".

El Tribunal Superior de Karnataka desestimó para anular el FIR (primer informe de denuncia) contra el médico y el caso está siendo investigado más a fondo. 

En lugar de bucear más hondo en el lado perverso de la secta de la 'ideología de género' — los medios hindúes están ocupados hablando de los efectos perjudiciales del mal uso intencional de género y otros disparates irrelevantes. Varios websites hindúes además se implican infundiendo miedo rampante e irresponsable asegurando números infundados de ideación suicida entre los niños. Incluso para los ideólogos woke que hacen la vista gorda ante tales delitos, la frecuencia y la gravedad de dichos delitos deberían ser motivo de nerviosismo. 

Con la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero (WPATH) lanzando su más reciente Guía para el Cuidado de los Pacientes (SOC8), las cosas están empezando a salirse de control, incluso en países como India. Con la inclusión de 'eunuco' como parte de una 'identidad de género' no puedo ni imaginar cuántos miles de niños van a correr la misma suerte que los menores castrados que mencioné antes.

En un artículo que esboza los peligros de SOC8, James Esses, litigante y cofundador de Thoughtful Therapists, explica lo increíblemente temerario que es:

“Desde un enfoque ético y terapéutico, todo esto es muy preocupante. Como las guías WPATH se ven obligadas a reconocer, estas intervenciones están basadas en una evidencia deficiente, La guía dice que "hay pocos estudios sobre los resultados que sigan a los adolescentes hasta la edad adulta". Y a pesar de la creciente visibilidad en los medios de comunicación de las personas que buscan la 'destransición', por lo visto 'no hay estudios clínicos de cohortes [que] hayan informado en los perfiles de adolescentes que se arrepientan de su decisión inicial'. En otras palabras, no hay evidencia de que las drásticas intervenciones médicas recomendadas por WPATH hagan más bien que mal a los jóvenes a largo plazo”. 

Una organización llamada Asociación de Salud Transgénero (ATHI) ha sido fundada por un médico jubilado Air Cmde Sanjay Sharma. La organización cuenta con un cirujano plástico, el Dr. Richie Gupta. Uno de sus proyectos, sibilinamente llamado IPATH, lleva a cabo una conferencia anual llamada IPATHCON, la tercera edición tendrá lugar en octubre de este año. ATHI afirma estar "Comprometido con La Justicia Social, la Equidad y Estándar Asistencial para Transgénero".  ATHI también lleva a cabo cursos de certificación online llamados 'iniciativa de instituciones educativas con una perspectiva de género en los que se dirige al profesorado por su lavado de cerebro de 'identidad de género'. 

Espeluznante, pero no del todo sorprendente, OLMEC HEALTHCARE LLP — la compañía fundada por el cirujano hindú Frankenstein que quiere brindar mediante cirugía a un hombre con un útero, está financiando ATHI. En la guía ISOC1 de 247 páginas, la palabra 'género' aparece 608 veces, 'afirmar' 160, 'incongruencia' 132, 'destransición' ¡CERO! 

ATHI sacó una guía titulada ISOC1: Normas indias de Atención para personas con Incongruencia de Género y personas con Diferencias en el Desarrollo/Orientación Sexual —  muy parecido a los SoCs que WPATH facilita, pero con un toque indio.

Algunas de las declaraciones son francamente detestable (insistencia en esta frase): Los niños se dan cuenta de su identidad de género a temprana edad, no obstante, es posible que no la revelen hasta que sean mayores. La edad promedio de revelación puede ser tan tarde como hasta 10 años

El adolescente incongruente de género piensa que los cambios físicos puberales son insoportables y fuente de disforia. La intervención médica precoz puede prevenir este deterioro psicológico y los adolescentes incongruentes con el género pueden ser tratados con un análogo de GnRH, un medicamento que suprime la pubertad. Para las personas que no pueden pagar esta costosa intervención, la medroxiprogesterona de depósito barato es una alternativa. Con todo, los análogos de GnRH son superiores en eficacia y seguridad. La supresión puberal es un alivio de la disforia asociada con un mejor pronóstico psicológico y físico.

También me gustaría abordar dos cuestiones relacionadas con las prácticas en la infancia trans. Una es la práctica de usar vendajes de pecho por parte de las adolescentes que se identifican transgénero para pasar por chicos  Esto está bien si se hace de vez en cuando. Sin embargo, si se hace seguido durante largos periodos de tiempo, empieza a cambiar la naturaleza de los tejidos creando problemas para las operaciones adecuadas más adelante. Se pueden hacer con exactitud las mismas advertencias para la práctica de ''flexionar' los genitales por parte de los jóvenes en transición que se identifican como mujeres. Esto además causa problemas similares para los cirujanos que más tarde realizan cirugías de afirmación. Los padres deben concienciarse de estos problemas y ayudar a sus hijos a evitar dichas prácticas.

Con varias ramificaciones nacionales de WPATH que se están convirtiendo en dominante, y organizaciones como UNAIDS que promueven sin rodeos el modelo de cambio a los niños indios a los que se identifica transgénero con solo 2 años, en la actualidad no hay futuro para los niños hindúes donde no sean atrezzo para hombres fetichistas, voraces y depravados.

Los delitos mencionados en este artículo sencillamente se sumergen en el abismo, ya que por cada delito reportado, cientos pasan desapercibidos o quedan enterrados bajo el infame sistema judicial hindú.

Lo doloroso que es ver todo  esto desbaratarse y no poder hacer nada significativo para acabar con esta "toma de posesión del culto." ¿Cuán miserables se sentirán estos niños — si logran llegar a la vida adulta — por lo que sus cuerpos han soportado sin necesidad? 

A medida que la industria del género sigue pujante, los cadáveres están a punto de amontonarse; pues sencillamente no hay preocupación por la vida real en ninguna faceta del 'transgenerismo'. Y aquí estoy sentada preguntándome, ¿la 'industria del género' pagará estos delitos?

miércoles, 21 de septiembre de 2022

610 y 611.

 

610) Milán aka Michael Deon Wash. Fulton,  Georgia. EEUU. Maltrato infantil y homicidio.

“Una niña de 7 años fue brutalmente abusada y asesinada por una persona que debería haber sido su mayor protector. Wash no solo golpeó tan fuerte a Kamarie como para matarla, sino que se esforzó mucho para encubrir el crimen. Es una verdadera lástima que una vida joven haya sido truncada tan violentamente por un padre”, dijo Willis. https://www.wsbtv.com/news/local/parent-7-year-old-found-floating-lake-pleads-guilty-her-murder-da-says/AFLP74EJHRFMTLGEVWSE3U4RWA/ La causa de su muerte fue un fuerte traumatismo cráneo-encefálico. Wash, Kamarie y su pareja en ese momento, LaSharae Davis y sus tres hijos vivían juntos. Los investigadores dijeron que Wash y Davis abusaban físicamente de manera habitual de Kamarie y la privaron de su comida. Durante el 911, Wash le dijo al operador que su hija desapareció de su casa. “Fue vista por última vez en casa, aquí anoche o esta mañana. Lo siento”, dijo Wash durante la llamada. Pocas horas después de responder al apartamento familiar, la policía anunció que estaban trabajando en un caso de homicidio y han dejado atrás la búsqueda de una niña desaparecida.”

 

La niña de siete años que fue hallada muerta el pasado junio en el lago Allatoona, un embalse, en el río Etowah, en la parte noroeste del estado de Georgia, su padre ha sido acusado de asesinato. https://www.dailymail.co.uk/news/article-3816591/Father-indicted-daughter-dead-Georgia-lake.html

“Un hombre transidentificado que golpeó a su hija de 7 años hasta matarla, fue condenado a cadena perpetua más 75 años tras declararse culpable de su asesinato. https://salagre.blogspot.com/2022/09/hombre-transidentificado-condenado.html  El fiscal de distrito del condado de Fulton, Georgia, anunció que Michael Deon Wash se había declarado culpable del abuso y asesinato de su hija de 7 años, Kamarie. Wash usa ahora el nombre de "Milán" y acaba de proclamarse "mujer" transgénero. Dos pescadores encontraron el cuerpo de Kamarie flotando en el lago Allatoona el 29 de junio de 2016. La cabeza de la niña estaba afeitada y sus manos quemadas en un aparente intento de dificultar su identificación.”

 

 

611) Ronald “Roni” Jensen. Colorado. EEUU. Pedofilia.

 

Colorado Ped Patrol es un grupo independiente de protección infantil creado hace casi dos años. Protege a los menores a través de acciones callejeras, no hay vinculación con las instituciones, captan a depredadores por la red, le hacen una encerrona, se hacen pasar por menores, marcan una cita con el depredador, lo encaran y lo graban. Se conoce como "a la caza del pedófilo por internet", son voluntarios, es una práctica popularizada y muy extendida en EEUU.



"Su pasión es la captura del depredador."  https://www.denverpost.com/2021/08/11/colorado-ped-patrol-tommy-fellows-police-reaction/ Un grupo de cazadores de depredadores pilló a un pedófilo en una trampa, en Colorado, cuando el hombre que se identifica como mujer intentaba encontrarse con quien él creía que era una niña de 13 años con el propósito de dar lección sobre sexo.

 

“En un momento durante la confrontación, Jensen comienza a suplicar compasión y dice que nunca lo vuelve a hacer. Parecía justificar sus aparentes atracciones pedófilas con su identidad de género e insinúa que el contacto con el señuelo era síntoma de soledad.

https://reduxx.info/depredador-transgenero-pillado-en-una-emboscada-contra-pederastas-cuando-intentaba-encontrarse-con-una-nina-de-13-anos-dice-que-se-siente-solo-por-culpa-de-su-identidad-de-genero/

“Me siento muy solo. Esto, al ser esto [se indica a sí mismo], no tienes amigos, y necesito amigos desesperadamente, es todo lo que quiero… No tengo amigos, a la gente no le gusta esto, este soy yo, ¡estoy en el cuerpo equivocado! A la gente no le gusto, como hombre, y necesito desesperadamente encontrar amigos”, explica Jensen.

Fellows respondió: “¿A la gente no le gustas como hombre?”

“No, no les gusto. Parece que encuentro a más gente que le gusto como mujer que como hombre”, dijo Jensen.

Pero poco después, Jensen comienza a dar argumentos a favor de la pedofilia e indica que estaba normalizada en el pasado.”

 

martes, 20 de septiembre de 2022

La izquierda necesita que la ACLU siga defendiendo el discurso horrible.

https://www.nytimes.com/2021/06/07/opinion/aclu-free-speech.html 

June 7, 2021. 

Por Michelle Goldberg, The Left Needs the A.C.L.U. to Keep Defending Awful Speech.

"La izquierda necesita que la ACLU siga defendiendo el discurso horrible."

Tengo un confuso recuerdo de la infancia de no ir al colegio, estar en casa enferma y estar viendo la película de 1981 "Skokie". Cuenta la historia de una marcha programada neonazi a través de Skokie, Illinois, un arrabal repleto de sobrevivientes del Holocausto, y el abogado de la Unión judío-estadounidense por las Libertades Civiles, basándose en David Goldberger, quien defendió a los nazis con base en la libertad de expresión. Poco de la película permaneció excepto el respeto por la posición de la ACLU. Lo odioso de aquellos a quienes defendió manifestó la pureza de su devoción a la Primera Enmienda. He venerado a la organización desde entonces. 

Sería difícil hacer una película similar sobre Charlottesville, Virginia, donde la A.C.L.U. ayudó a un líder de extrema derecha a mantener un permiso para una manifestación en el centro de la ciudad en agosto de 2017. En retrospectiva, parte de la razón por la que el caso Skokie parecía bien definido, al menos para mi yo niña, era que los nazis implicaban muy poco daño físico para cualquiera. Solo había unos 20, y eran del todo marginales; ninguna figura política destacada los llamó buena gente. Lo que estaba en juego en el debate de Skokie era simbólico. 

En Charlottesville, donde un disturbio supremacista blanco dio lugar al asesinato de una mujer, eran vida o muerte. Pensando sobre las diferencias, entiendo por qué la doctrina libertaria de la libertad de expresión con la que crecí pasó de moda. Como informó Michael Powell del New York Times en un fascinante artículo el fin de semana pasado, hay una división en la A.C.L.U. entre una vieja guardia comprometida con una interpretación amplia de la libertad de expresión y miembros que objetan que un enfoque "riguroso" de la Primera Enmienda mina la lucha por la justicia racial. Powell citó a Goldberger lamentando: "Los liberales están dejando atrás la Primera Enmienda."

El lamento de Goldberger es exagerado. Como escribió en respuesta el responsable jurídico nacional de la ACLU, David Cole, la organización sigue defendiendo el discurso de individuos que los progresistas repelen, incluidos, en los últimos años, la Asociación Nacional del Rifle y Americanos por la Prosperidad. 

Pese a eso, está bastante claro que hay un fraccionamiento generacional sobre la libertad de expresión, en la A.C.L.U. y en el liberalismo en general. Sin embargo, me pregunto si esta división podría esfumarse pronto, puesto que los sucesos en el resto del mundo están conspirando para recordarle a la izquierda estadounidense cuán dependiente es de una Primera Enmienda resistente. 

Los defensores de los derechos civiles siempre han argumentado que incluso si los privilegiados disfrutan de más protecciones de libertad de expresión en la práctica, la merma de las garantías de libertad de expresión en todo repercuten con más dureza en los más marginados. Esto sucede en este momento en todo el país. En varios estados, los republicanos han respondido a la revuelta de justicia racial del año pasado con represión a manifestantes. 

Como informó The Times en abril, durante las sesiones legislativas de 2021, los legisladores de 34 estados presentaron 81 proyectos de ley anti-protestas. Un proyecto de ley de Indiana impediría el empleo estatal a las personas condenadas por asociación ilícita. Una propuesta de Minesota impediría a los individuos condenados de protesta ilícita adquirir préstamos estudiantiles, beneficios de desempleo o asistencia en materia de vivienda. 

Florida aprobó una ley que protege a los conductores de responsabilidad civil si estrellan sus automóviles contra quienes protestan en las calles. Entretanto, el pánico moral de la derecha sobre teoría racial crítica ha dado lugar a una serie de proyectos de ley en todo el estado que prohíben que las escuelas — incluidos las academias y universidades — enseñen lo que suelen llamar "conceptos divisorios", incluida la idea de que Estados Unidos es ante todo racista o sexista. Inclusive donde no se han aprobado tales leyes, la campaña ha tenido un efecto escalofriante; la Junta de Regentes de Kansas requirió hace poco a las universidades estatales una lista de cursos que incluyen la teoría racial crítica. 

Algunos en la izquierda, qué duda cabe, no verán esta embestida de varios flancos como una razón para mantener principios neutrales, por lo que respecta a la libertad de expresión, a causa de que no esperan que dichos principios se apliquen de manera neutral. Como es lógico, defender la arenga de tus adversarios no es garantía de que alguno de tus adversarios defienda el tuyo. Sin embargo, a medida que se acelera el ataque de la derecha al discurso de la izquierda, es posible que los progresistas descubran que la credibilidad de sus defensores importa. 

En los últimos años, la Fundación para los Derechos Individuales en la Educación ha ganado prestigio representando a personas que han entrado en conflicto con la ortodoxia de izquierda en los campus universitarios, colmando las lagunas que algunos ven en la labor de la A.C.L.U. Eso en particular ha dejado a FIRE en excelente situación para pelear contra las prohibiciones de la teoría racial crítica y otros intentos de silenciar a la izquierda. 

Esta no es la primera vez que la A.C.L.U. se ha dividido sobre el enfoque de su compromiso con la libertad de expresión. J. Anthony Lukas escribió sobre una crisis de identidad similar en 1978 de la A.C.L.U., provocada en parte por la defensa del grupo del Ku Klux Klan (KKK). 

En un artículo de 1994, la A.C.L.U., la entonces presidenta, Nadine Strossen, asumió la denuncia de “que la A.C.L.U. abandona su compromiso tradicional con la libertad de expresión y otras libertades civiles tradicionales y se está convirtiendo en una organización liberal ‘de moda’ preocupada por encima de todo por la igualdad y los derechos civiles”. No hay nada nuevo acerca de que la izquierda esté cada vez más cansada de defender a los retrógrados. Pero al final, la A.C.L.U., por lo general, en el fogueo interno, se ha aferrado a su misión. Quizá cada generación tiene que aprender por sí misma que la censura no es un atajo a la justicia. 

 

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Para cerrar esta tanda, Goldberg. 

ACLU y la columnista del New York Times. A día de hoy, según transactivista, la columnista es una supremacista y mil barbaridades más. Sus esbirros transactivistas.  https://twitter.com/jessesingal/status/1384275056566562816 

Si bien se ve como la periodista se pliega a los dictámenes de la ACLU y del transactivismo, pero se va revolviendo a lo largo de los años en todo lo que tiene que ver con la infancia y con la censura y mordaza en los medios de comunicación que aplica el fundamentalismo transgenerista. Si te sales del renglón, te conviertes en un renglón torcido, en persona non grata, y llevas el sambenito de ser lo peor de sus ocurrencias como buenamente puedas, haciendo oídos sordos, siguiendo caminos separados con tu peaktrans a cuestas, yendo por la cuerda floja esperando el jalón que la reviente o suplicando perdón y la eucaristía por haber tenido la osadía de opinar con el mea culpa y el regreso a la parroquia. 

https://twitter.com/thrasherxy/status/1496559988172541953 

Este artículo, en español. “La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) se ha disculpado por haber cambiado la redacción de una cita de Ruth Bader Ginsburg para incluir pronombres de género neutro. (…) El tuit cambiaba las referencias originales del juez a mujer y ella por ellas y sus” https://www.independentespanol.com/noticias/eeuu/aclu-ruth-bader-ginsburg-aborto-genero-neutral-b1929414.html “La columnista del New York Times, Goldberg, se mostró en desacuerdo con la decisión de la ACLU de cambiar las citas de la jueza pionera, escribiendo que “era un poco orwelliano reescribir expresiones históricas para ajustarse a las sensibilidades modernas”. “Cambiar las palabras de Ginsburg trata lo que en su día fue una idea feminista fundamental -que las mujeres están oprimidas por su capacidad reproductiva- como un anacronismo vergonzoso”.  

https://twitter.com/daveweigel/status/1442822054903009284 

ACLU y el New York Times en los últimos tiempos, en los más recientes, empiezan a hacer aguas, los vientos de agua, los vientos de cambio en la cuna del transgenerismo, donde la disidencia es oprimida y perseguida sin cesar y sin descanso por sus poderosos lobbies. 

”La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés), que defiende los derechos reproductivos hace más de medio siglo, tuiteó recientemente su preocupación sobre el precario estado del aborto legal: https://www.nytimes.com/es/2022/06/10/espanol/personas-gestantes-aborto.html “Las prohibiciones al aborto perjudican de manera desproporcionada a: comunidades negras, nativos estadounidenses y otras personas de color. La comunidad LGBTQ. Inmigrantes. Personas jóvenes. Los que trabajan para sobrevivir. Gente con discapacidades. Proteger el acceso al aborto es un asunto urgente de justicia racial y económica. El tuit abarcaba muchas cosas y, sin embargo, no mencionaba un grupo demográfico relevante: las mujeres.”

lunes, 19 de septiembre de 2022

La columnista del NYT admite que las escuelas acicalan a los niños sobre las identidades LGBT

Seguimos con Michelle Goldberg. 

Grooming, preparar, atraer, tentar, embaucar o acicalar, que es abuso de confianza, el fin es aprovecharse del menor, en Internet los peritos lo conocen como el acoso pederasta, los pasos previos. Groomer: acicalador, tentador, embaucador o preparador. 

 

Publicado el 13 de abril de 2022.  

https://eppc.org/publication/nyt-columnist-admits-schools-are-grooming-children-into-lgbt-identities/ 

NYT Columnist Admits Schools Are Grooming Children Into LGBT Identities. By Nathanael Blake.  

La columnista del NYT admite que las escuelas acicalan a los niños sobre las identidades LGBT. 

¿Michelle Goldberg es una mata moderada en The New York Times? Si bien afirma ser feminista liberal, algunas de sus últimas columnas son, en resumidas cuentas, el reconocimiento de que el conservadurismo social tuvo razón desde el inicio. En otra entrada de esta categoría, ella tiene por objeto reprender el “delirio por el sexo y la identidad de género en las escuelas”, solo para admitir tácitamente que las escuelas están adoctrinando a los niños en la ideología LGBT y preparándolos en identidades LGBT. 

Goldberg acusa a los conservadores de avivar un "pánico moral" equivalente al "'pánico satánico' de los 80, un frenesí de acusaciones de abuso infantil ritual que culminó en la condena de decenas de personas inocentes". Sin embargo, enseguida manifiesta que los presentes temores tienen una base real. Su convencimiento de que esto es un pánico consiste en resaltar algunos rumores gratuitos sobre profesores que complacen a los estudiantes con un fetiche peludito. 

Luego admite que “ha habido una gran evolución en la forma en que los estudiantes opinan referente al género y sexo” con “un cambio generacional aún mayor con los asuntos trans. Muchos padres liberales de mediana edad que conozco tienen ideas diferentes sobre el sexo que sus hijos adolescentes más radicales, y asumo que la brecha debe ser aún mayor en muchas familias conservadoras”. 

En resumidas cuentas, la revuelta de la orientación sexual y la identidad de género son existentes, incluso si algunos rumores que circulan en Internet al respecto no lo son. De forma semejante, en respuesta al monumental aumento de las identidades LGBT entre los jóvenes, Goldberg escribe que "es obvio que más chavales surgirán en institutos en que serán aceptados y halagados que en aquellos donde serán intimidados y abusados." 

 Cierto, y también es obvio que esto no explica las conversiones masivas de adolescentes, sobre todo niñas, a las identidades del arcoíris. La propia Goldberg transmite, sin lugar a dudas, el ejemplo de un campamento de verano del que "un tercio de las niñas regresaron diciendo que no eran binarias, queer o que no conformes al género". 

Esta autorrefutación se extiende hasta la conclusión de Goldberg. Ella reitera su espantosa culpabilización de la víctima con respecto al infame caso de violación del condado de Loudoun — ¿por qué una supuesta feminista avergüenza a una adolescente por haber sido violada en condiciones inoportunas para la agenda de hombres con vestidos? Sin embargo, termina con una frase que la madre de la víctima le había dado al Daily Wire, observando cómo su hija todavía estaba a la deriva con la revolución de género: “'¿De dónde saca estas ideas? Del instituto, sin lugar a dudas ', dijo la madre. 'No es de casa'”.  

Las contradicciones de la izquierda. 

Una vez más, Goldberg ha confirmado que el conservadurismo social tenía razón: los profesores en efecto están llevando a los estudiantes en una revolución de identidad sexual y de género, que al instante se ve promovida por las redes sociales y la presión de sus colegas. 

No obstante, Goldberg casi seguro no sea una conservadora encubierta que escriba esotéricamente para mofarse a sus editores. En cambio, parece verse enredada por las contradicciones de la ortodoxia actual de la izquierda sobre sexo y género. Este tipo de confusión, junto con sus afirmaciones en apariencia involuntarias de que los conservadores tenían razón, es ineludible, puesto que la cantinela que justifica la corriente LGBT de "naciste así" es falsa, como lo demuestra lo que está sucediendo en escuelas. 

 El credo nacido de esta manera insta que la orientación sexual y la identidad de género sean innatas e inmutables, y una vida auténtica y favorable requiere aceptar estas identidades innatas. Por consiguiente, es necesario enseñar a los más pequeños sobre la orientación sexual y la identidad de género para ayudarlos a descubrir su auténtico yo, de lo contrario, será un reprimido, miserable y quizás incluso suicida. Esta es la lógica detrás de las constantes referencias a "adolescentes LGBT" y "niños trans", así como el apoyo del presidente Joe Biden a los chiquillos en transición química y mediante cirugía.  

La auténtica fuente del Género. 

Ahora bien, se ha puesto en entredicho esta idea. No hay un gen gay. Tampoco existe una base biológica establecida para la identificación transgénero. El caso de la transición se basa en sociología deplorable; algunos investigadores incluso mienten referente a sus resultados. Esta es la razón por la que los transactivistas se entregan a la desmedida extorsión emocional de las amenazas suicidas. 

La verdad es que la orientación sexual y la percepción de género surgen de una combinación de factores biológicos, ambientales y culturales, de los cuales los genes son solo una parte menor. Las interacciones de estos elementos son complejas y no son las mismas para todos. Puede que tengamos predisposiciones, pero nadie está predestinado a identificarse como LGBT. 

Podemos ver esta complejidad y fluidez en nuestra cultura, en especial entre los jóvenes. No es solo que los jóvenes sean mucho más proclives a identificarse como LGBT, sino que están deconstruyendo y recombinando identidades sexuales y de género, con frecuencia animados por sus profesores y bajo la influencia de las redes sociales. 

 Profesores que inducen la ideología LGBT. 

Sin embargo, persiste el legado del credo (políticamente muy fructífero) de “nacer así”. Incita a enseñar a los niños sobre las identidades del arcoíris a edades tempranas, justificado por la presunción de que algunos ya se encuentran entre los elegidos LGBT, incluso si aún no lo saben. Pero en lugar de extraer y fomentar identidades intrínsecas, aleccionar a los más pequeños en la ideología LGBT moldea sus identidades. Los profesores activistas alegan proteger a los niños trans, pero en realidad están arrimando el hombro a crear niños trans. 

Están saliendo ejemplos horripilantes de profesores que fuerzan a los niños pequeños a adoptar identidades trans, incluso en contra de los deseos de los padres (algunos colegios incluso esconden estos cambios a los padres). La cuenta de Twitter Lib.of TikTok muestra un chorro continuo de tales abusos — y estos son solo los activistas lo bastante memos como para presumir online de lo que hacen. En Nueva Jersey, las nuevas pautas de enseñanza estatales hacen que los distritos escolares distribuyan modelos de planes de estudio que enseñan a los alumnos de primer y segundo grado sobre ideología de género y orientación sexual. 

La agenda educativa LGBT tiene más banderas rojas que el ejército soviético, desde maestros que hablan con niños sobre sexo hasta consejeros que los ayudan a encubrir a sus padres su sexualidad y su percepción de género. Groomer es un término tan bueno como cualquier otro para los pedagogos que están deseosos por orientar a los niños de cinco años sobre la orientación sexual, o que reaccionan a la confusión de género de una adolescente con traumas, alentándola a meterse testosterona, dejarse barba y tener sus senos amputados. 

La revolución púber LGBT no es un desarrollo natural entre los niños expresando identidades innatas. Más bien, es un contagio social artificial alentado por ideólogos adultos que adoctrinan a los alumnos — un niño de seis años no ultima por sí mismo que un niño puede tener una vagina y una niña un pene. Esta es la razón por la que los padres se rebelan contra el sistema educativo y por la que una periodista feminista liberal no puede evitar aceptar que el acicalamiento es real.

domingo, 18 de septiembre de 2022

“Cuando digan no, la gente no escuchará”. Cómo los conservadores anti-trans giran la retórica izquierdista a su favor..

Hay un apunte que se me olvidó decir con esta periodista que estamos siguiendo en el tiempo desde 2014 a hoy, porque en 2022 la llaman térfida. Ella insistía una y otra vez y otra y otra en citarnos a las mujeres como “mujeres cisgénero”, pues no me lo correspondo, que no lo llevo a la traducción, me niego en rotundo a esta inexistente palabra maquinada que nos cosifica a las mujeres y nos encuadra en la opresión en su afán de plasmar falsas clases de mujeres para circunscribir a empujones a los hombres; por un lado, nosotras por haber nacido mujeres, y, por el otro, los hombres que se identifican mujeres, estos que se autoperciben mujer porque se relamen en el sexismo, lo que es nuestra opresión por la diferencia sexual en la socialización de uno y otro sexo.

https://slate.com/human-interest/2016/05/anti-trans-conservatives-borrow-left-wing-rhetoric.html

“When They Say No, People Won’t Listen.” How anti-trans conservatives turn left-wing rhetoric to their advantage.

By Michelle Goldber.

May 13, 2016

 

“Cuando digan no, la gente no escuchará”. Cómo los conservadores anti-trans gira la retórica izquierdista a su favor.

 

La semana pasada, Alianza en Defensa de la Libertad (Alliance Defending Freedom), un grupo legal cristiano conservador al frente de la ofensiva por las personas que se identifican transgénero y los baños, publicó un video titulado “Las víctimas indirectas de las leyes de baños y las políticas de vestuarios”. Presenta a varias mujeres víctimas de violación y abuso sexual que señalan que están muy preocupadas por la idea de compartir baños o vestuarios con individuos con pene. “Esto tiene implicaciones tan catastróficas para gente como yo”, dice Kaeley Triller, exdirectora de comunicaciones de la YMCA, quien indica que fue despedida tras oponerse a las políticas de vestuario transinclusivo de la organización. “La presencia de un hombre de cualquier diversidad, ya sea alguien que se identifique como transgénero o no, ya sea que tenga motivaciones pervertidas o no, eso es irrelevante para la realidad de que para las sobrevivientes de trauma sexual, solo voltearse y exponerse a eso es un activador rápido”.

El video de ADF fue el último ejemplo de las intentonas de la derecha de aplicar el lenguaje de la política social de los colleges estadounidenses, con su rimbombancia en la victimización, el trauma y detonantes. Por ejemplo, durante mucho tiempo los conservadores han puesto en duda las estadísticas que muestran que hasta una quinta parte de las mujeres padecen agresión sexual a lo largo de su vida. Pero en la actualidad grupos como ADF están esgrimiendo esa misma estampa controversial para argumentar que las mujeres vulnerables deben ser protegidas de compartir baños y vestuarios con hombres que se autoidentifican mujeres. La website de ADF indica: “Los grupos de defensa informan que, en los Estados Unidos, casi 1 de cada 5 mujeres y casi 1 de cada 8 niñas de secundaria han sido agredidas sexualmente.* Para muchas de ellas, la mera presencia de un hombre en un baño de mujeres es un desencadenante que causa severos daños emocionales y mentales — sin tener en cuenta de las intenciones de ese hombre”. El asterisco está acá para apartar al ADF de la estadística incluso cuando el grupo la repica; una nota al final de la página dice que la ADF “no puede asegurar [su] validez”.

A la par, los websites de derecha que, en gran medida, se mofan de la idea de la cultura de la violación la exhortan en serio cuando alertan referente a los depredadores de los baños. El año pasado, un artículo en el Federalist preguntó: "¿Son las afirmaciones poco confiables sobre la 'cultura de la violación' un intento de crear un chivo expiatorio para el lado vehemente tenebroso de promiscuidad?" No obstante, cuando es un proyecto ley sobre el uso de los baños, the Federalist se toma la cultura de la violación tan en serio como un becario de especialización en estudios de género de Oberlin. “Nosotras, las mujeres, no necesitamos que los hombres nos digan cómo vivir o cuándo y dónde nuestra seguridad debe ser una prioridad”, expresó un artículo reciente del Federalist sobre baños. El artículo apuntaba con retintín socarrón hacia los hombres que descartan la zozobra por la privacidad del baño: “Puesto que las mujeres alarmadas son siempre unas histéricas, ¿no? Como víctimas de violación — señoras histéricas sin autocontrol.”

El video "Víctimas indirectas" incluso presenta a un hombre transfemenino negro, Jaqueline Sephora Andrews; antes de su defunción en abril, Andrews era parte de un pequeño círculo de los llamados hombres transfemeninos críticos de género aliados con feministas radicales que se oponen a la presencia de hombres transfemeninos en espacios segregados para mujeres. Su presencia en el video es una prueba más del afán antifeminista de la ADF por tomar prestada la argumentación feminista. “En una época en la que tantas agresiones sexuales no se denuncian, les decimos que sus límites no interesan”, dice Andrews sobre las mujeres que no quieren compartir los baños con hombres transfemeninos. “Cuando digan no, la gente no escuchará.”

Como es obvio, hay mala fe en juego aquí —si no entre las propias víctimas de agresión sexual, no cabe duda entre los promotores de derechas que exhortan con conocimiento de causa ideas feministas que en líneas generales encuentran hilarantes. Es una especie de troleo de alto nivel destinado a destacar las contradicciones en el discurso feminista mayoritario, no para recabar apoyo para las víctimas de violación.

Esas contradicciones, sin embargo, son reales. No existe una ideología coherente en la que los estudiantes traumatizados tengan derecho a estar resguardados del material que les fastidia — sea Ovidio, Nueve semanas y media o los sentimientos de Laura Kipnis — pero no de desvestirse en presencia de individuos con genitales diferentes. Si hemos decidido que las personas tienen derecho a no sentirse inseguras —en oposición al derecho a no quedar desprotegida, ¿cuál es el patrón para negar ese derecho a las víctimas cautelosas de abuso sexual? ¿Es simplemente que no les creemos cuando cuentan la forma en que se manifiesta su trauma? ¿No se supone que debemos creerles a las víctimas, sin importar nada más?

Algunas feministas radicales creen que estas contradicciones deberían hacer que la gente de izquierda recapacite su adhesión con los derechos trans. A buen seguro, hombres horribles pueden y llegado el caso aprovecharán las leyes de baños partidarias para quienes se identifican trans para tratar de aprovecharse de las mujeres. Poco después de que el estado de Washington permitiera usar baños y vestuarios que corresponda a su identidad de género, un hombre irrumpió en el vestuario de mujeres en una piscina local, anunciando: “La ley ha cambiado y tengo derecho a estar aquí”. (Según reportes de medios locales, no estaba claro si estaba protestando por la ley o solo aprovechándose de ella). Estas leyes crean un riesgo nimio pero real para las mujeres. Pero, en ausencia de tales leyes, quienes se identifican trans arriesgan su seguridad cada vez que utilizan el baño. Corren más peligro sin estas leyes que las mujeres con ellas.

Con todo, la habilidad con la que los conservadores pueden adueñarse de los argumentos de justicia social debería hacer que algunos en la izquierda repasen la política de la fragilidad personal. Si alegas que te ocasionan detonantes como una carta de triunfo política, los conservadores van a jugarla. Efectivamente, son los conservadores quienes a menudo han defendido los derechos de las víctimas, argumentando que los derechos de los delincuentes acusados afectan menos que la seguridad de la comunidad en general. Los conservadores, no los liberales, han presionado en el pasado por el derecho de no ser confrontados con ideas; imágenes; o incluso, cuerpos que los ofenden. No sorprende que les haya resultado fácil acomodar los argumentos basados ​​en la vulnerabilidad extrema de las mujeres a sus propios propósitos. Para empezar, esas ideas en todo momento tuvieron una vena moderada.

Hasta hoy, en su mayor parte, los progresistas han respondido a los clamores de los conservadores sobre la apertura de los baños a los individuos que se identifican transgénero, insistiendo a viva voz que los depredadores de los baños son un mito. Esto elude el hecho de que no tenemos una definición funcional de lo que diferencia a un hombre que se autopercibe mujer de un hombre que dice ser mujer con fines perversos. En efecto, hay casos de hombres que se han disfrazado para merodear a las mujeres en los baños o agredirlas en espacios exclusivos para mujeres, como refugios para las mujeres sin techo. Pero bien puede haber más. Quienes quieran defender leyes sobre el acceso al baño con inclusión de género deberían tener un argumento además del incrédulo receloso.

En lugar de participar en una lucha armada de victimología, podrían establecer sus explicaciones en el lenguaje de las libertades civiles. Los defensores de las libertades civiles saben que no castigamos como grupo por las acciones individuales. Saben que en un país diverso, fraccionado y libre, a veces otras personas van a ejercer sus derechos de una manera que te molesta o incluso te asusta. Y saben que proteger las libertades civiles a veces significa renunciar a otras pautas de protección. Pese a ello, sería más fácil para la gente de izquierda plantear ese argumento en este momento, si no hubieran pasado los últimos años sosteniendo lo contrario.

 

viernes, 16 de septiembre de 2022

¿Qué es una mujer? La disputa entre el feminismo radical y el transgenerismo.


 

 

https://www.newyorker.com/magazine/2014/08/04/woman-2

 

What Is a Woman?

The dispute between radical feminism and transgenderism.

By Michelle Goldberg

July 28, 2014

  

¿Qué es una mujer? La disputa entre el feminismo radical y el transgenerismo. 

  

El 24 de mayo, unas cuantas personas se reunieron en una sala de conferencias en la Biblioteca Central, un centenario edificio de estilo del Renacimiento Georgiano en el centro de Portland, Oregón, para un evento llamado Radfem Responde. La conferencia había sido convocada por un grupo que quería defender dos posiciones que constituye un anatema para gran parte de la izquierda. Primero, las organizadoras esperaban refutar las acusaciones de que querer prohibir la prostitución implica hostilidad hacia las mujeres prostitutas. Luego iban a tratar de explicar por qué, en un momento en que los derechos de quienes se autoidentifican transgénero están en ascenso, las feministas radicales instan en considerar a los hombres transfemenino como hombres, a quienes no se les debería permitir el uso de las instalaciones de mujeres, como los baños públicos, o participar en eventos organizados en exclusiva para mujeres.

La disputa comenzó hace más de cuarenta años, en el punto álgido de la segunda ola del movimiento feminista. En una reyerta inicial, en 1973, la Conferencia de Lesbianas de la Costa Oeste, en Los Ángeles, se dividió con consternación por una presentación programada del cantante de folk Beth Elliott, quien era lo que en aquel momento se llamaba transexual. Robin Morgan, la conferenciante principal, dijo: No llamaré a un hombre "ella"; treinta y dos años de padecimientos en esta sociedad androcéntrica, y sobreviviendo, me hecho merecedora el título "Mujer”; caminas por la calle con un travestí, cinco minutos siendo fastidiado (que tal vez disfruta), ¿y entonces osa, osa a pensar que comprende nuestro pesar? No, en nombre de nuestras madres y en el nuestro, no debemos llamarlo hermana.

Tales puntos de vista ya son compartidos por pocas feministas, pero han conseguido hacerse un hueco entre feministas radicales, que se vieron involucrados en una enconada batalla con los individuos que se autoidentifican transgénero y sus aliados. Los hombres transfemeninos dicen que son mujeres puesto que se sienten mujeres — que, como algunos lo indican, tienen cerebros de mujeres en cuerpos de hombres. Las feministas radicales rechazan de plano la idea de un “cerebro femenino”. Creen que si las mujeres piensan y actúan de manera diferente a los hombres es porque la sociedad las obliga a hacerlo, requiriendo que sean sexualmente atractivas, cariñosas y corteses. En palabras de Lierre Keith, ponente en Radfem Responde, la feminidad es “sumisión ritualizada.”

Según esta perspectiva, sexo es menos una identidad que una posición de casta. Cualquiera que haya nacido hombre conserva el privilegio de los hombres en la sociedad; incluso si elige vivir como mujer — y, en consecuencia, aceptar una posición social de subordinación — el hecho de que tenga una opción hace que jamás podrá entender cómo realmente es ser mujer.

Por ende, cuando un hombre que se identifica mujer exige ser aceptado como mujer, simplemente ejerce otra forma del privilegio de hombre. Todo esto crispa a los hombres que se identifican mujeres y a sus aliados, quienes señalan la discriminación que sufren quienes se autoidentifcan transgénero; si bien el feminismo radical está lejos de lograr todos sus objetivos, las mujeres han ganado mucha más igualdad teórica que los individuos que se autoidentifican trans.

En la mayoría de los estados, es legal despedir a alguien por identificarse transgénero y los autoidentificados transgénero no pueden trabajar para el ejército. Una encuesta reciente realizada por el Grupo de Trabajo del Centro Nacional para la Igualdad Transexual y la Organización Nacional de Gays y Lesbianas encontró niveles excesivos de violencia y persecución contra las personas que se identifican trans. 41%  de los encuestados dijeron que habían intentado suicidarse. Y al mismo tiempo, el transgenerismo crece en poder y prestigio: una portada reciente de Time con el actor Laverne Cox se titulaba “EL PUNTO DE INFLEXIÓN TRANSGÉNERO.”

La propia palabra “transgénero”, que se generalizó por primera vez en la década de los 90, abarca a mucha más gente que el término “transexual”. Incluye no solo al grupo pequeño que buscan cirugía estética de reasignación — según estimaciones citadas a menudo, más o menos uno de cada treinta mil hombres y una de cada cien mil mujeres — sino también a quienes se hormonan o tan solo se identifican con el sexo opuesto o, en algunos casos, con ambos o con ninguno. (Según la encuesta del Centro Nacional, la mayoría de los hombres transfemeninos han tomado hormonas, pero solo una cuarta parte de ellos se han hecho cirugía genital).

La flexibilidad de la expresión “transgénero” ha obligado a repensar lo que significa sexo y género; al menos en los círculos de la progresía, lo que es decisivo no son los cromosomas o  genitales o la forma en que fueron criados, sino cómo se ven a sí mismos. Habiendo rechazado esta suposición, las feministas radicales ahora se encuentran en una posición que pocas habrían imaginado cuando empezó el conflicto: rechazadas como reaccionarias en el bando equivocado de cuestiones de derechos sexuales. Es, para ellas, una inversión política pasmosa.

 

Radfem Responde en un principio iba a tener lugar al otro lado de la ciudad de la biblioteca, en un templo cuáquero, pero los transactivistas lanzaron una petición en Change.org exigiendo que se cancelara el evento. Dijeron que, al organizarlo, los cuáqueros alienarían a quienes de identifican transgénero y “serían cómplices de la violencia contra ellos”. Los cuáqueros, mencionando nerviosismo en su comunidad, revocaron el compromiso.

No era la primera vez que un evento de este tipo perdió un emplazamiento previsto. La conferencia Radfem 2012 se iba a celebrar en Londres, en Conway Hall, que se anuncia como “una plataforma para la libertad de expresión y el pensamiento independiente”. Pero los transactivistas se opusieron tanto a la política de Radfem exclusiva para mujeres — que se comprendió bien que los hombres autopercibidos mujeres quedaban fuera—  como a la participación la participación de Sheila Jeffreys, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Melbourne. Jeffreys tenía previsto hablar sobre la prostitución, pero desde hace mucho tiempo ella es crítica del transgenerismo, y los empleados de Conway Hall decidieron que no podían permitir disertantes que "estuviesen en conflicto con nuestro ética, principios y cultura". Dicho con otras palabras, el evento tuvo lugar en una ubicación todavía secreta; los organizadores escoltaron a las delegadas desde un punto de encuentro cercano. Radfem 2013 también tuvo que cambiar de ubicación, al igual que una reunión en Toronto el año pasado, llamada Radfem Levántate.

En respuesta, treinta y siete feministas radicales, incluidas figuras significativas de la segunda ola, como Ti-Grace Atkinson, Kathie Sarachild y Michele Wallace, firmaron una declaración titulada "Discurso Prohibido: El Silenciamiento de la Crítica Feminista por el Género", que precisó su “señal de alarma” ante “amenazas y ataques, algunos de ellos físicos, contra personas y organizaciones que se atreven a desafiar la concepción  en este momento en boga de género”. Con todo esto en mente, las organizadoras de Radfem Responde habían dispuesto el espacio de la biblioteca como apoyo, pero luego una publicación en Portland Indymedia anunció: Preguntamos a la administración de la biblioteca sobre consentir un grupo de odio que promueve la discriminación y su respuesta es que no pueden echarlas por la libertad de expresión. ¡Así que igualmente ejercemos nuestro derecho a la libertad de expresión en el espacio público este sábado para echar a los TERFS y Radfems de NUESTRA biblioteca y NUESTRO Portland! (TERF significa “feminista radical transexcluente”. El término puede ser útil para hacer una distinción con las feministas radicales que no comparten la misma posición, pero aquellas a quienes se dirige lo consideran injuria).

 

Los reclamos abusivos proliferaron en Twitter y, sobre todo, en Tumblr. Uno decía: "/matar/terfs 2K14". Otro sugirió, "¿qué tal asesinar lenta y horripilantemente a terfs en máquinas de tortura y armatostes con forma de sierra 2K14?". Un joven bloguero que sostenía un cuchillo publicó un selfie con el título "Envíame una terf". Tales amenazas se han vuelto tan frecuentes que las websites feministas radicales han empezado a catalogarlas. “Es derecho del agraviado”, me dijo Lierre Keith. “Están tan enfurecidos que no los veremos como mujeres”. Keith es escritora y activista y dirige una pequeña granja de permacultura (sistema de diseño agrícola, con relaciones su vez- social, político y económico) en el norte de California. Tiene cuarenta y nueve años, el pelo blanco bastante corto y de camisetas negras y vaqueros. Hace tres años, cofundó el grupo ecofeminista Resistencia Verde Radical, que tiene como doscientos miembros y vincula la opresión de la mujer a la rapiña del planeta.

La D.G.R es insolentemente militante y se niega a condenar el uso de la violencia al servicio de objetivos que considera justos. No obstante, en los círculos radicales, lo que hace que el grupo sea de veras controvertido es su postura sobre el sexo. Como lo ven sus miembros, una persona nacida con el privilegio de los hombres no puede deshacerse de él mediante una cirugía, como tampoco una persona blanca puede pretender una identidad afroamericana simplemente oscureciendo su piel. Antes de que DGR cometiera su primera conferencia, en 2011, en Wisconsin, el grupo le informó a alguien  en el proceso de transición de hombre a mujer que no podía quedarse en los cuartos de mujeres. “Dijimos, está bien si quieres venir, pero no, no vas a tener acceso a los dormitorios de mujeres ni a los baños de mujeres”, me dijo Keith.

En febrero pasado, Keith iba a ser la conferenciante principal en la Conferencia de Derecho Ambiental de Interés Público, en la Universidad de Oregón, en Eugene, pero la administración estudiantil votó para escarmentarla y más de mil personas firmaron una petición exigiendo que la exposición fuese cancelada. En medio de amenazas de violencia, seis policías escoltaron a Keith hasta el atril, si bien, al final, la protesta resultó pacífica: algunos miembros de la conferencia salieron e hicieron un mitin, dejándola hablar en una sala medio vacía.

Keith pasó un buen rato en Radfem Responde, donde platicó sobre las diferencias entre el radicalismo y el liberalismo. Dos chavales punk que desafían el género que quizá estuvieran allí para protestar durante la larga sesión de apertura, sobre la prostitución. Llegó un activista por los derechos de los hombres — luego publicó clips socarrones de un video que había hecho a escondidas — pero no dijo nada durante las sesiones. Varios  hombres transfemeninos llegaron y se sentaron en la parte de atrás, pero, a  decir verdad, estaban allí para expresar su solidaridad, habiendo decidido que las embestidas a las feministas radicales estaban fuera de control y errados. Uno de ellos, un rubio delgado de 40 años del Área de la Bahía, que bloguea bajo el pseudónimo de Snowflake-Especial, señaló que toda la violencia contra los hombres transfemeninos de la que tiene constancia era cometida por hombres. "¿Por qué no estamos peleando con ellos?", preguntó.

A pesar de esa asombrosa muestra de apoyo, la mayoría de las conferenciantes se sintieron acorraladas. Heath Atom Russell pronunció el discurso de clausura. Una mujer fuerte, con pelo turquesa rizado y una sombra de barba azulina en sus mofletes, llevaba una camiseta que decía "Sobreviví Al Veneno De La Testosterona". A sus veinticinco años, ella es una “detrans”, una persona que una vez se identificó como hombre pero ya no. (La estimación de los expertos sobre el número de personas que dan marcha atrás a su transición fluctúa entre menos del 1% y hasta el 5%). Russell, una lesbiana que creció en una familia bautista conservadora en el sur de California, inició su transición a hombre como estudiante en la Universidad Estatal de Humboldt y fue aceptada por grupos de derechos de género en el campus. Empezó a tomar hormonas y cambió su nombre. Luego, en su último año, descubrió  “Unpacking Queer Politics (Desentrañando la política queer)”, 2003, de Sheila Jeffreys, que critica el transexualismo de mujer a hombre como capitulación a la misoginia.

 

Al principio, el libro irritó a Russell, pero no podía dejar de lado las preguntas que planteaba sobre sí misma. Había estado teniendo taquicardias, estaba sobre ascuas por las hormonas que tomaba. Ni siquiera en ningún momento se autopercibió a como un hombre. En un momento dado de su transición, se enrolló con un hombre transfemenino de mediana edad. Russell sabía que se suponía que debía conceptuarse como un hombre con una mujer, pero dijo: "No me sentía bien y estaba aterrada". En su caso, se volvió a  declarar mujer y feminista radical, si bien eso significó ser castigada con ostracismo por muchos de sus colegas. Ahora está comprometida con una mujer; alguien con una llave pintarrajeó "tortillera" en el coche de su prometida. 

 

Russell aparece en el nuevo libro de Sheila Jeffreys, "Gender Hurts: el género daña. Un análisis feminista de las políticas del transgenerismo". Jeffreys, de sesenta y seis años, tiene el pelo corto blanco y rostro envejecido. Ha enseñado en la Universidad de Melbourne durante veintitrés años, pero creció en Londres y ha sido referida como la Andrea Dworkin del Reino Unido. Ya ha escrito nueve libros, todos se centran en la subyugación sexual de las mujeres, sea atravesando la violación, el incesto, la pornografía, la prostitución o los cánones de belleza occidentales. Al igual que Dworkin, es vista como una semidiosa por un grupo de partidarias de ideas afines y como una fanática por otros. En 2005, en una pieza de embeleso en The Guardian, Julie Bindel escribió: “Jeffreys ve la sexualidad como la base de la opresión de las mujeres por parte de los hombres, de la misma manera que Marx vio el capitalismo como la plaga de la clase obrera. Esta creencia inalterable le ha hecho muchos enemigos. La teórica posmoderna Judith Halberstam dijo una vez: "Si Sheila Jeffreys no existiera, Camille Paglia habría tenido que inventarla".”

 

En ocho secciones poderosas (la mitad de ellos escritos con Lorene Gottschalk, ex estudiante de doctorado de Jeffreys), "El Género Daña" ofrece la primera obra completa de Jeffreys sobre el transgenerismo. Por lo general, me dijo Jeffreys, presentaría la publicación de un nuevo libro con un evento en la universidad, pero esta vez la seguridad del campus indicó lo contrario. De igual forma ha quitado su nombre de la puerta de su oficina. Ella dio una charla en Londres este mes, pero fue solo por invitación.

En el libro, Jeffreys llama “sobrevivientes” a los detrans como Russell, y los cita como realidad de que el transexualismo no es inalterable y, por lo tanto, no justifica una intervención médica radical. (Ella considera que la cirugía de reasignación es una forma de mutilación). “El fenómeno del arrepentimiento mina la idea de que existe un tipo particular de persona que es genuina y por naturaleza transgénero y que los psiquiatras pueden identificar con exactitud”, escribe. “Es del todo volátil para el proyecto transgénero”. Ella cita como testimonio el caso de Bradley Cooper, quien, en 2011, a los 17 años, se convirtió en el paciente de reasignación más joven de Gran Bretaña, enseguida se arrepintió públicamente de su transición al año siguiente y volvió a vivir como un chaval. Jeffreys está muy angustiada por los médicos en Europa, Australia, y Estados Unidos que receten a las criaturas que se identifican transgénero con procedimientos para retrasar la pubertad, que les impiden desarrollar características sexuales no deseadas y con unos resultados de esterilización.

A lo largo del libro, Jeffreys insiste en utilizar pronombres masculinos para referirse a hombres transfemeninos y femeninos para referirse a mujeres transmasculinos. “El uso por parte de hombres de pronombres femeninos oculta el privilegio de los hombres otorgado a ellos en virtud de haber sido colocados y criados en la casta sexual masculina”, escribe. Para sus críticos, el libro se vuelve especialmente execrable cuando trata de informar de la realidad de las personas que se autoidentifican transgénero. Hablar de la transición de mujer a hombre es bastante fácil para ella (y para otras feministas radicales): las mujeres buscan convertirse en hombres para ensalzar su estatus en un sistema sexista. Se cita a Heath Atom Russell, por ejemplo, endosando su viejo deseo de convertirse en hombre a la ausencia de una "mujer orgullosa de la amorosa cultura".

Pero, si eso es cierto, ¿por qué los hombres se rebajarían a sí mismos a la condición de mujer? Por razones de fetichismo sexual, dice Jeffreys. Ella ratifica su tesis con las teorías harto controvertidas de Ray Blanchard, profesor retirado de psiquiatría en la Universidad de Toronto, y el trabajo relacionado de J. Michael Bailey, profesor de psicología en la Universidad Northwestern. En contra a lo que muchos creen, dice Blanchard, la mayoría de los hombres que se identifican mujeres en Occidente se inician no como gays afeminados, sino como hombres heterosexuales o bisexuales, y al principio están motivados por la compulsión erótica más que por una identidad femínea imaginada. “El eje es que es muy apasionante para los hombres imaginarse a sí mismos con pechos de mujeres, o pechos de mujeres y una vulva”, me dijo. Para describir el síndrome, Blanchard acuñó el término “autoginefilia,” que quiere decir excitación sexual ante la idea de uno mismo como mujer. 

Blanchard está lejos de ser feminista radical. Él cree que la cirugía de reasignación puede aplacar el sufrimiento psicológico; incluso ha aconsejado que se someten a ella. Además acepta la opinión usual de que los cerebros de los hombres difieren de los cerebros de las mujeres en formas que afectan el comportamiento. Con todo, Jeffreys opina que el trabajo de Blanchard y Bailey muestra que cuando los hombres transfemeninos demandan ser aceptados como mujeres, buscan complacer una fijación erótica.

 

La última vez que una feminista de cualquier posición publicó un ataque contra el transgenerismo tan incisivo como "Gender Hurts" fue en 1979, cuando Janice Raymond produjo “El imperio transexual: La construcción del Mujhombre (Transsexual Empire: The Making of the She-Male; también lo encontramos como El imperio transexual: la creación del transexual)”. 

 

Raymond era una ex novicia lesbiana estudiante de doctorado de la teóloga feminista radical Mary Daly, en la facultad de Boston. Inspirada por el movimiento de salud de la mujer, Raymond enmarcó gran parte de "El imperio transexual" como una crítica de una sociedad médica y psiquiátrica patriarcal. Aún así, el libro fue a menudo febril, en particular con respecto a los hombres que se autoidentifican como mujeres homosexuales. “Todos los transexuales vulneran los cuerpos de las mujeres al reducir la forma femenina real a un artefacto, apropiándose de este cuerpo”, escribió Raymond. “No obstante, el hombre autopercibido lesbiana quebranta la sexualidad y el espíritu de las mujeres”.

Es una medida de cuánto han cambiado las apreciaciones en los últimos treinta y cinco años que “El imperio transexual” recibió un trato respetuoso, incluso de admiración, en los principales medios de comunicación, a diferencia de “Gender Hurts”, que ha sido ignorada en gran medida. Al revisar "The Transsexual Empire" en el Times, el psiquiatra Thomas Szasz lo consideró "impecable". Raymond, escribió, “ha aprovechado correctamente el transexualismo como un emblema del eterno — si bien cada vez más velado — antifeminismo de la sociedad moderna”.

Uno de los transfemeninos sobre los que Raymond escribió fue Sandy Stone, un artista performativo y académico que este otoño enseñará artes digitales y nuevos medios en la Universidad de California, Santa Cruz. Cuando se publicó el libro de Raymond, Stone era ingeniero de grabación en Olivia Records, un colectivo musical de mujeres en Los Ángeles. A finales de los sesenta, después de graduarse de la universidad, y cuando todavía vivía como hombre, consiguió un trabajo en el famoso estudio de grabación Record Plant de Nueva York, donde trabajó con Jimi Hendrix y la Velvet Underground. (Durante un tiempo, durmió en el sótano del estudio, sobre una pila de ponchos de Hendrix). Se mudó a la costa oeste y transicionó en 1974. Olivia se le acercó poco más tarde; resultaba difícil encontrar ingenieros experimentados.

 

Stone se convirtió en miembro del colectivo al año siguiente y se trasladó a una casa comunal que se alquilaba, donde era el único hombre transfemenino entre una docena de otras lesbianas. Según “The Transexual Empire”, su presencia fue una gran fuente de controversia en los círculos lesbianas-feministas, pero Stone insiste en que fue Raymond quien creó el la desacuerdo. “Cuando salió el libro, nos inundaron los correos de odio”, apunta Stone. “Hasta ese momento, éramos campistas muy felices, creando nuestra música y forjando nuestro trabajo político”.

Stone recibió amenazas de muerte, pero, al final, fue el ultimátum de un boicot lo que lo echó del colectivo. Con el tiempo logró un doctorado en filosofía en Santa Cruz. En 1987, Stone escribió un ensayo, "El imperio contraataca: un manifiesto postransexual (The Empire Strikes Back: A Posttranssexual Manifesto)", que es estimado como el texto fundacional de los estudios transgénero. Aún se enseña en todo el mundo; está a punto de publicarse una segunda edición en francés y Stone ha recibido una solicitud para aprobar una traducción al catalán.

La última vez que Janice Raymond escribió sobre asuntos transgénero fue en 1994, para un nuevo prólogo a “El imperio transexual”. Desde entonces, se ha centrado en el tráfico sexual y, en agosto pasado, una delegación del gobierno noruego la invitó a Oslo para hablar en un panel sobre la legislación sobre prostitución. Sin embargo, cuando llegó, un funcionario le informó que había sido cancelada; una carta al editor de un importante periódico noruego la acusaba de transfobia. Raymond dice que cosas parecidas “han ocurrido con mucha más asiduidad en los últimos dos años”.

 

El cambio más dramático en la percepción del transgenerismo se puede ver en la academia. En especial en las universidades de artes liberales, ahora se les pregunta rutinariamente a los estudiantes con qué pronombre de género preferirían que se les dirigiera: las opciones pueden incluir "ze", "ou", "hir", "ellos" o incluso "esto". Hace una década, ninguna universidad brindaba un plan de salud estudiantil que cubriera la cirugía de reasignación. Hoy, docenas lo hacen, incluidas Harvard, Brown, Duke, Yale, Stanford y las facultades de la Universidad de California.

 

Hay jóvenes feministas radicales críticas al transgenerismo, como Heath Atom Russell y Rachel Ivey, de veinticuatro años, que fue una de las organizadoras de Radfem Responde, pero son las primeras en admitir que son una minoría. “Si hoy en día tuviera que explicar en una clase típica de estudios de la mujer, 'Las mujeres están oprimidas sobre la base de la reproducción', me llamarían al orden”, dice Ivey. Otros estudiantes, añade, preguntarían: "¿Qué hay de las mujeres que son hombres?"

Eso podría ser una exageración, pero una baladí. Los miembros de la junta del Fondo de Acceso al Aborto de Nueva York, un grupo de voluntarias que ayuda a sufragar los abortos para quienes no pueden pagarlos, son en su mayoría mujeres jóvenes; Alison Turkos, la copresidenta del grupo, tiene veintiséis años. En mayo votaron por unanimidad dejar de emplear la palabra “mujeres” cuando se habla de embarazadas, para no exceptuar a las mujeres que se sienten hombres. “Reconocemos que las personas que se identifican como hombres pueden quedar embarazadas e inquirir abortos”, dice la nueva Declaración de Valores del grupo.

 

Una petición de Change.org pide a NARAL y Planificación familiar que adopten un lenguaje inclusivo. Critica en concreto el hashtag #Apoyemos a las mujeres de Texas (#StandWithTexasWomen), que redundó en Twitter durante la treta obstruccionista de la senadora Wendy Davis contra un proyecto de ley contra el aborto en su estado, y la frase "Confía en las mujeres", que fue el eslogan de George Tiller, médico y proveedor de servicios de aborto asesinado en Wichita en 2009.

 

Para ciertas activistas más jóvenes, parece innegable que cualquiera que se oponga a tales cambios simplemente se aferra al privilegio inherente de ser cisgénero, una palabra popularizada en los 90 para referirse a cualquiera que no se autoidentifique transgénero. Alison Turkos ha escuchado quejas de que el nuevo lenguaje oscurece el hecho de que las mujeres son de manera aplastante las más afectadas por los ataques políticos actuales contra los derechos reproductivos. Dice: "Puede que no sea agradable, pero es importante crear un espacio para más personas a las que a menudo se les niega el espacio y la visibilidad".

 

Las feministas más mayores que todavía no han arrogado esta forma de deliberar pueden verse experimentado un latigazo ideológico. Sara St. Martin Lynne, una cineasta y productora de videos de Oakland de cuarenta años, me dijo: "Cuando vienes de un entorno de emancipación e izquierda, quieres estar en el lado correcto de la historia", y la disputa "te pone a prueba.” El año pasado, se le pidió que renunciara a la junta del Campamento de Rock para Chicas del Área de la Bahía, una organización sin ánimo de lucro que "potencia a las niñas por medio de la música", debido a su participación en el Festival de Música para Mujeres de Michigan, que se anuncia como programa solo para “quienes han nacido mujeres”.

 

Michfest, como se le llama, se lleva a cabo cada agosto, en 650 acres de tierra en los bosques al este del lago Michigan. Lisa Vogel lo creó en 1976, cuando era una estudiante de 19 años de la Universidad Central de Michigan, y todavía lo dirige. La música, dice Vogel, es solo una parte de lo que hace que Michfest sea elemental. Cada año, varios miles de mujeres acampan allí y se encuentran, durante una semana, siendo un matriarcado. La comida se guisa en carpas cocina y se come en comunidad. Hay talleres y clases. Algunas mujeres llevan disfraces singulares; otras nada en absoluto. Hay atención gratuita a los niños y un equipo para ayudar a las mujeres discapacitadas que por lo general no pueden ir de campamento. Vogel describe la filosofía de la administración a modo de “Cómo se vería una ciudad si en verdad asumiéramos decidir qué es importante.”

 

Me explicó: “Hay algo que experimento en la tierra cuando camino de noche sin una linterna en el bosque y reconozco que en ese instante me siento por completo segura. Y no hay otro lugar donde pueda hacer eso”. Continuó: “Si mañana dijéramos que todos son bienvenidos, estoy segura de que seguiría siendo un evento fabuloso, pero esa pieza que permite a las mujeres bajar la guardia y sentir ese sentido tan profundo de liberación básico sería otro, y de eso se trata”.

 

Para los transactivistas, la postura de Vogel está cargada de cálculos ofensivos: que los hombres transfemeninos son por su naturaleza diferentes de las mujeres y que son peligrosos. “El tropo de los hombres transfemeninos” que constituye “una amenaza para los espacios de las mujeres ha sido proyectado por continuamente”, me dijo Julia Serano. Para él, es como si heterosexuales se negaran a compartir un vestuario con gays o lesbianas. Serano, de cuarenta y seis años, es biólogo de formación y al día de hoy pasa la mayor parte de su tiempo escribiendo y hablando sobre temas transgénero y feminismo; el año pasado, dio conferencias en escuelas como Brown, Stanford, Smith y Cornell. (Sheila Jeffreys lo aborda en “Gender Hurts”, utilizando detalles autobiográficos del primer libro de Serano, “Whipping girl: El sexismo y la demonización de la feminidad desde el punto de vista de una mujer trans — Whipping Girl: A Transexual Woman on Sexism and the Scapegoating of Femininity” —, (2007), para pintarla como una autogineófila que quiere "reinventar el 'feminismo' para adaptarse a sus intereses eróticos.”)

En el verano de 2003, Serano se unió a unas cien personas en Camp Trans, un campamento protesta cerca de la zona de Michfest, que ha funcionado de manera intermitente desde 1994. Serano dijo que las relaciones con las asistentes de Michfest a menudo eran afables. Con todo, hace algunos años, dice Vogel, algunos manifestantes cometieron actos de vandalismo: robar cables eléctricos, cortar tuberías de agua, maniobrar coches en el aparcamiento y pintarrajear con aerosol un pene de seis pies, y las palabras "Las mujeres de verdad tienen pollas"”, en el costado de la carpa de la cocina principal. Desde entonces, como en el caso de Olivia Records, las manifestaciones han sido reemplazadas por una campaña de boicot. El año pasado, las Indigo Girls, habituales desde hace mucho tiempo en Michfest, anunciaron que no volverían a aparecer hasta que el evento fuera transinclusivo. Este año, cabezas de cartel programados, Hunter Valentine, se retiraron por la misma razón. Los artistas que aparecen afrontan sus críticas y boicots; la cantante de funk Shelley Nicole dice que su banda fue excluida de un espectáculo en Brooklyn ya que tocará en Michfest el próximo mes.

Antes de que le pidieran a Sara St. Martin Lynne que dejara la junta del Campamento de Rock para Chicas del Área de la Bahía, no se había identificado de cerca con el feminismo radical. Sin embargo, a medida que la campaña contra Michfest — y contra el feminismo radical en su totalidad— ha crecido, a ella se ha metido en la cabeza mantener el evento como "mujeres nacidas mujeres". Indicó: "Este momento en el que estamos perdiendo la capacidad de decir la palabra 'mujer' o reconocer el hecho de que nacer mujer otorga sentido y sus consecuencias es un poco intenso para mí".

Uno de los hombres transfemeninos que se presentó en la conferencia Radfem Responde, ingeniero de software de California de treinta y cinco años, con un imperceptible pendiente en la nariz y largo cabello castaño, está de acuerdo. Entiende por qué los hombres transfemeninos se sienten heridos por su exclusión de Michfest y otros eventos e servicios básicos solo para mujeres, y dice: “Realmente no es querer invadir el espacio. Es un deseo profundamente arraigado de pertenecer”. Pero, añade, "si te identificas con las mujeres, ¿no deberías empatizar con las mujeres?".

Sandy Stone comparte esta opinión — hasta cierto punto. Sobre el enfoque de las feministas radicales, dice: "Es mi creencia personal, después de hablar extensamente con algunas de estas personas, que proviene de haber estado sujeta a un trauma grave a manos de un hombre o varios hombres". Añade: “Tienes que respetar eso. Esa es su experiencia del mundo”. Pero el dolor de las feministas radicales, insiste, no puede triunfar sobre los derechos de las personas que se identifican trans. “Si fuera un mundo perfecto, hallaríamos formas de aproximarnos y encontrar formas de alivio mutuo”, dice. Pero, tal como están las cosas, “tendré que decir, es su lugar mantenerse fuera de los espacios donde van quienes se identifican de hombre a mujer. No es nuestro trabajo evitarte.

 

 

Publicado en la edición impresa del número del 4 de agosto de 2014.

Traslado, cogemos los bártulos sin mover una pestaña.

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